miércoles, 4 de mayo de 2011

La conciencia de la Medicina

       Es sabido, hasta por los despistados más recalcitrantes, que la mercantilización y mundializacion de la sanidad reporta enormes beneficios a las multinacionales, y así, dicho esto, parece como que ello nos haya venido de repente, como aquella primavera de Luis Mariano.
     Pero debemos hacer memoria y recordar que todo arranca en 1994, cuando se alcanzan los acuerdos ADPIC (“Acuerdos sobre Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio”), que es un anexo del Acuerdo de la OMC en su Ronda Uruguay, y que en su Conferencia de Marrakech trató sobre la protección intelectual en materia de comercio, afectando preferentemente a las patentes farmacéuticas.
     Y también debemos recordar cómo al año siguiente, en 1995, se promulga el GATS (AGCS) o “Acuerdo General sobre Comercio y Servicios”, que a diferencia del antiguo GATT de 1947, en el de 1995 sí se incluye al ámbito de los servicios públicos, entre ellos la sanidad.
     En el Acuerdo ADPICTRIPS en inglés) de la Organización Mundial del Comercio, se refuerza el reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual, la generalización internacional del Sistema de Patentes y la eliminación de las fronteras comerciales para los medicamentos patente.
    Fruto de todo este escenario cuidadosamente diseñado, resulta que la industria farmacéutica ha venido obteniendo unos beneficios muy superiores al del resto de las industrias del mundo, según asegura la prestigiosa revista Fortune en un estudio en el que analizaba las 500 mayores industrias del planeta. Para hacernos una idea, baste con mencionar que en 2004 sólo la empresa Pfizer obtuvo 53 billones/$, cuando lo recaudado por España ese año por el IRPF sólo alcanzó 32 billones/€.
      La voracidad insaciable, así como la ausencia de ética de la gran industria farmacéutica al aprovecharse del favorable escenario preparado por los TRIPS, está provocando unas distorsiones que rozan el delito de lesa humanidad. Así, en los países desarrollados  se fabrican fármacos más caros, aún de similar o inferior eficacia que los anteriores más baratos (son los “me too drugs”) para eludir la fabricación y competencia de genéricos, y esto se hace con la autorización de políticos y gobiernos, comprando o coaccionando la voluntad de muchos profesionales prescriptores (por medio de regalos, sobornos..), y se abandona la formación y actualización de estos profesionales a los intereses del mercado (congresos, visitas, charlas financiados por las farmacéuticas), lo cual, entre otras cosas, implica un verdadero peligro para el sostenimiento económico de los sistemas públicos de salud (como podría ocurrir con los recientes casos de las vacunas contra el PapilomaVirus  ó contra la Gripe A).
    Pero mientras, en los países pobres se induce una verdadera catástrofe humanitaria, pues, por ejemplo, no pueden utilizar los medicamentos contra el SIDA por ser muy caros, y tampoco pueden fabricarlos sin consentimiento de los laboratorios propietarios de la patente. E igual que con los medicamentos contra el SIDA ocurre con otros muchos medicamentos para enfermedades prevalentes.
    Es un hecho que la industria farmacéutica solo investiga y comercializa fármacos rentables para las enfermedades de la civilización occidental, mientras desestima el investigar en tuberculosis, malaria, lepra, sarampión, VIH, ETS, tifus, parasitosis, cólera, tripanosomiasis, leptospirosis, dengue, tracoma, etc… que son las que aún prevalecen en los paises pobres, de manera que mientras un 5% de la humanidad consume el 51% de los medicamentos…el otro 95% difícilmente tiene acceso a los medicamentos más esenciales, produciéndose miles de muertes diarias a causa de enfermedades ....que son ¡¡evitables!!.
    Así es difícil mantener la conciencia tranquila como profesionales de la salud que somos, cuando, sabiendo todo esto, la mayoría de nosotros nos limitamos silenciosamente a pasar nuestras cómodas consultas en las que en un 75% de los casos los motivos de consulta son problemas relacionados con la dieta, la estética, la celulitis, unas simples verrugas, o los desarreglos derivados de nuestro opulento estilo de vida...
   ¿No deberíamos comprometernos más, aunque sólo fuese desde el punto de vista estrictamente profesional?...
    Cada uno de nosotros y nosotras sabe muy bien cómo podemos contribuir a aportar nuestro granito de arena para subsanar estas dramáticas desigualdades, y estas criminales prácticas de la Big-Pharma.
                                              “La verdadera traición es seguir al mundo tal y  como marcha,...
...utilizando el entendimiento para justificarlo
” (M.J.M.Guéhenno)

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