domingo, 24 de abril de 2011

25 años de la LEY GENERAL de SANIDAD

    El 25 de abril de 1986 entró en vigor la Ley General de Sanidad (LGS). Impulsada por el ministro E. Lluch, se había aprobado después de catorce borradores y múltiples negociaciones y se puso como ejemplo del fervor democrático y conciliador de la transición política española. Entre sus grandes logros figura en primer lugar que universalizó el derecho a la asistencia sanitaria, que entonces rondaba el 70 % de la población. También que posibilitó la libre elección de médico, reconoció los derechos de enfermos y terminales, apostó por la calidad y la eficiencia de las prestaciones, y por la integralidad asistencial, según los modelos de Sistema Nacional de Salud (SNS) entonces con mayor predicamento (Canadá, Reino Unido), y porque sentó las bases de una organización orientada  a la promoción de salud, descentralizada con base geográfica y poblacional que aun perdura, basada en las transferencias a las CCAA, el área de salud como unidad de gestión, y en la atención primaria como base y modelo de prestaciones.
     La principal limitación que se achaca hoy a la LGS es su falta de desarrollo reglamentario. Según su articulado, eran necesarias numerosas normativas para completar su implantación, sin embargo muchas de ellas aun no han visto la luz (como ejemplos claros el Plan Integrado de Salud o la nueva regulación de las especialidades médicas, o la participación de la comunidad) y otras están a punto de verla, aunque con bastantes limitaciones (Ley General de Salud Pública). Por otra parte, persisten grupos poblacionales sin cobertura asistencial; otros mantienen privilegios, como los funcionarios, pese a que la disposición final tercera de la LGS preveía su integración en el SNS; etc, etc. 
    Tanto desde el punto de vista reglamentario como del económico, parece obvio que hay motivos suficientes para reformar la LGS. Si seguimos creyendo en los principios de universalidad y equidad, habría que redefinir los criterios de accesibilidad al derecho a la salud y de solidaridad, regularizando el acceso universal y la situación de las mutualidades de funcionarios.
    La transferencia de competencias a las Comunidades Autónomas (CCAA) abrió un nuevo escenario no contemplado por la LGS. Aunque el capítulo IV de la LGS regulaba la coordinación sanitaria, en la práctica no ha sido capaz de conseguir la cohesión y coordinación deseables entre CCAA pese a la aprobación de la Ley de Cohesión Sanitaria con el apoyo unánime de todas las fuerzas políticas, sindicales y profesionales, situación que ha tenido mucho que ver con la incapacidad de los sucesivos Ministerios de Sanidad para ejercer con su responsabilidad. El Consejo Interterritorial ha sido mas una cámara más para el enfrentamiento político que coordinadora de políticas y estrategias de los Servicios de Salud Autonómicos. Esta dejación ha favorecido la irracionalidad y los despropósitos como múltiples calendarios vacunales inaceptables desde el punto de vista epidemiológico, la creación  tarjetas electrónicas incompatibles  modelos de historia clínica diferentes, que limitan la compatibilización de la movilidad y la atención sanitaria etc, …). La descentralización además solo se ha dado entre el Estado y las CCAA , sin que estas lo hayan hecho hacia las áreas sanitarias que han quedado reducidas a meras demarcaciones geográficas y poblacionales sin órganos para la planificación de los recursos en base a las características y necesidades locales, la coordinación de los niveles asistenciales de atención primaria y hospitalaria, salud pública, salud laboral o con los recursos de las administraciones locales. La ausencia de órganos de gestión a nivel de área ha impedido el desarrollo de una auténtica la promoción de salud, prevención de enfermedad y la asistencia integrada.    
    La falta de desarrollo del Plan de Salud Integrado a nivel del Estado y un modelo de Financiación objeto de transacciones políticas (ajenas a la sanidad) entre las administraciones central y autonómicas explica que la financiación sanitaria no responda a criterios de necesidad de salud, lo que ha  generado una asignación irracional de los recursos, con importantes repercusiones sobre la accesibilidad, la calidad, la eficiencia, la cohesión y la equidad de salud. El crecimiento de las desigualdades, la oferta diferenciada  e irracional de las carteras de servicios y los problemas de sostenibilidad económica de algunos servicios de salud autonómicos son otra consecuencia de esta situación. El interés de grupos de presión empresarial y económica por entrar en el sector sanitario, con la complicidad de algunas fuerzas políticas que gobiernan algunas CCAA, explican que la planificación nunca haya sido desarrollada como instrumento al servicio de la racionalidad y la equidad. 
    El modelo de financiación debería redefinirse para mantener su carácter redistributivo, su adaptación a las necesidades de salud y la suficiencia, lo que implica que debería tener carácter finalista, consensuado en el Consejo Interterritorial de Sanidad  y como resultado del Plan Integrado de Salud.
    Algunos instrumentos relacionados con la gestión deberían actualizarse, (gestión integrada y participativa a nivel de área con apoyo a la AP, participación profesional en los órganos de gestión hospitalaria, gestión integrada por procesos, guías y vías clínicas, auténticos órganos de gestión dotados de autonomía en la AP..) porque han cambiado las poblaciones y los territorios; la transición epidemiológica avanza hacia una elevada prevalencia de enfermos crónicos, ancianos y afectados de comorbilidad; se han actualizado los conocimientos en torno a la evaluación de tecnologías sanitarias y a la utilidad de las telecomunicaciones, etc…; constantemente se reivindica la necesidad de profesionalizar la gestión, sustrayéndola de la confrontación política, etc…
    La Atención Primaria que debería ser la base y eje de un sistema integrado y  orientado a la promoción de la salud ha sido la gran perdedora en la batalla con los grupos de presión económica y empresarial que buscan introducir el mercado y la competencia en las relaciones sanitarias y la privatización del aseguramiento y la provisión de los servicios. La dejación de los profesionales de este nivel y los enfrentamientos entre las organizaciones que los representan le ha impedido ganar el protagonismo necesario y asistimos a la vuelta al hospitalocentrismo, la hegemonía de la medicina especializada orientada a la curación, donde la AP ocupa un papel subsidiario encargado de controlar los flujos de pacientes hacia los hospitales.  La reacción de una parte de la misma propició un tímido intento de mejora de su capacidad resolutiva incrementado sus recursos, eliminando las limitaciones de acceso a pruebas diagnósticas, reducción de la burocracia y de mejora de su relación con los hospitales y otros recursos del sistema, que por ahora parecen paralizados y condenados fracaso por el desinterés de las administraciones y las luchas de poder y los protagonismo de algunas organizaciones.
     La LGS tampoco ha resuelto una de sus apuestas: el fomento de la participación comunitaria y profesional, de forma que no existe un protagonismo real y efectivo ni de ciudadanos ni de profesionales en la gestión y el control de los servicios de salud. No es posible el control de calidad de los servicios y su adecuación a las necesidades reales de los ciudadanos sin implicación y participación ciudadana y profesional
     Una de las lagunas más importantes a rellenar con un desarrollo legal adecuado consiste en la necesidad de dotarse de fuentes de información homogéneas en todo el territorio nacional y en todo el SNS. Disponer de información discrecional, transparente, suficiente y equivalente entre todas las CCAA y todos los servicios de salud es un requisito indispensable para tomar decisiones, y también y sobre todo la adecuación del Consejo Interterritorial del SNS a las características de un organismos capaz de establecer objetivos comunes al conjunto del SNS y de hacerlos cumplir garantizando la equidad y el buen funcionamiento de nuestro sistema sanitario. 
    Todos los miembros de la FADSP apoyamos en su día la puesta en marcha de la LGS. Seguramente, en parte gracias a esta Ley, España ha logrado unos indicadores de salud de los mejores del mundo, un SNS bien valorado por la ciudadanía y un coste de los servicios que sale bien parado en comparación con los países de nivel económico similar al nuestro. Durante estos veinticinco años no hemos dejado de reclamar su actualización. Es el momento de plantearse una reforma de la misma  garantizando sus principios fundamentales porque, si hace veinticinco años la LGS fue la garantía de universalidad que la población española necesitaba, en los momentos actuales, cuando tantas voces interesadas tratan de poner en duda la viabilidad económica del SNS, para orientarlo hacia formas de privatización, es necesario recomponer un pacto político en torno al derecho a la salud, a la accesibilidad a una amplia cartera de servicios, a la justicia distributiva y hacia la calidad asistencial.
                           (Fuente.- FADSP. Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública)


miércoles, 13 de abril de 2011

Un 14 de Abril, "EL PUEBLO ELIGIÓ LA REPÚBLICA"

         El gravísimo retroceso en derechos laborales y sociales adoptado por el gobierno PSOE, que el PP se dispone a continuar, se produce mientras la patronal de la banca y las grandes empresas se reparten jugosos beneficios (en gran parte procedentes de fondos públicos) y la corrupción política penetra en todos los aparatos del Estado, incluyendo la Casa Real, con la ayuda de una jerarquía de la iglesia que pretende dominar la educación y adoctrinar la forma de pensar de las generaciones futuras.

      Para las organizaciones republicanas, estos hechos ponen de manifiesto el verdadero carácter de un régimen que dejó intacta la esencia de la Dictadura, y de una Transición que en realidad no llegó a producirse.

      Desde hace más de treinta años, se nos viene engañando diciendo que la Constitución de 1978 ampara derechos económicos y sociales, como el derecho al trabajo, a la vivienda, a pensiones dignas, a la sanidad y educación públicas y de calidad, y tantos otros, como el laicismo del estado, y que hoy parecen "papel mojado".

    Los derechos “democráticos” siguen el mismo camino, porque lo que más preocupa a las clases dominantes es que la clase obrera y los pueblos se puedan organizar y luchar. Y eso es precisamente lo que deberíamos proponernos, pues el llamado "pacto social" no lleva más que al debilitamiento progresivo de las trabajadoras y los trabajadores, y a retrocesos sin fin de sus derechos frente a un capital insaciable y a un gobierno a él supeditado y cautivo.

      El 80 aniversario del 14 de abril de 1931 nos recuerda que la República la engendró el pueblo, que ella es el único marco democrático posible, y que es el primer e ineludible paso para la emancipación y dignificación de la clase obrera y de los pueblos. Por ello debe formar parte esencial de sus reivindicaciones y de sus luchas.

     Por todo ello es necesario acudir a la Concentración que hoy día 14 se ha convocado en el Parque del Cid de León, a las 7h. de la tarde, y así unir nuestras voces en favor de un cambio profundo para nuestra sociedad y para nuestro país.

                                                     ¡¡Viva la República!!

(Fuente: Transcripción de las Organizaciones convocantes (Alternativa Estudiantil Universitaria, AGORA País Llionés, Colectivos de Jóvenes Comunistas, Corriente Roja, Izquierda Unida, Partido Comunista de España, Partido Comunista de los Pueblos de España, Unión de Juventudes Comunistas de España)

lunes, 11 de abril de 2011

La profesión médica: NO GRACIAS

       La pertenencia a la Plataforma "NO GRACIAS" no es sino una postura personal y ética de algunos profesionales de la medicina ante la maquinaria comercial y estratégica de la industria farmacéutica, y contra las perjudiciales consecuencias derivadas del ingente presupuesto que ésta invierte en promoción y presentación de sus productos, sean éstos nuevos o simples copias (me too), usando y abusando de la relación directa que ésta industria pretende ejercer sobre los profesionales por medio de sus empleados, los llamados visitadores médicos, así como por medio de diversas modalidades de ofrendas y beneficios que van desde el simple regalo de un bolígrafo, hasta la financiación de un viaje a algún país exótico...De ahí el oportuno slogan..."del boli a Bali" que se ha adoptado en algunos foros críticos.
       Según se explica en nuestro manifiesto fundacional, la penetración de la industria farmacéutica en la salud ha conformado un complejo entramado de intereses y connivencias que interactúa con todo el sector. La Industria financia la información y la formación profesional (un espacio "abandonado" lamentable y frívolamente por la administración pública) con cursos, congresos, viajes, comidas, ponentes... y evidentemente no a coste cero. Los centros sanitarios públicos abren sus puertas a los visitadores que con obsequios, de mayor o menor cuantía (presentados como "oportunidades educativas") generan una cultura de patrocinio que afecta (o puede afectar) a la autonomía profesional y a la racionalidad de la prescripción de no pocos profesionales.
       El Informe 2006 de "Transparencia Internacional" denuncia la "vulnerabilidad de los sistemas sanitarios" por su "complejidad" y en especial la Farmacia (con un gasto global de 500.000$ millones al año) por el "gran número de actores involucrados en la cadena del medicamento". El "marketing agresivo" de las farmacéuticas es identificado como el primer responsable. Una realidad inaceptable cuando la población del tercer mundo tiene difícil el acceso a los medicamentos esenciales, y de cuya dramática evidencia poseemos múltiples ejemplos en Asia, Latinoamérica y especialmente en África.
      La industria farmacéutica y su capacidad de investigar es necesaria, pero la inversión de la Industria en Marketing es enorme (31% del total) comparada con el 14% que dedica a investigación... La industria paga más del 90% de la formación continuada, establece la agenda, paga a los ponentes... y esto es, sin duda, marketing. Los pacientes también son parte del entramado con subvenciones a sus asociaciones y a la edición de sus revistas y libros. Además, buena parte del marketing es información "sobrevalorada" de nuevos medicamentos que son más caros al estar protegidos por patentes (sin versiones genéricas), aunque el 80% de estos medicamentos no aporten nada nuevo (son los llamados "me too" por similitud con los ya existentes y baratos). Mientras tanto, el gasto farmacéutico crece por encima de otros capítulos superando el 30%  del total del gasto sanitario público, sumada atención primaria y hospitalaria, Si se mantuviese así esta tendencia incrementista, en pocos años el gasto farmacéutico se equiparará a los costes de todo el personal del SNS español.
       Somos conscientes que las prácticas irregulares y su persistencia en el tiempo tienen para la mayoría de los profesionales una consideración de "normalidad", de poco valor ético, pero hay suficientes pruebas de que la intervención de la Industria interfiere en la adhesión a las guías de práctica clínica y en la calidad de la atención médicofarmacéutica.
      La plataforma NO GRACIAS no tiene una vocación testimonial, sino que su intención es incluir a los profesionales en la buena práctica (y no la condena o la confrontación) por medio de recabar apoyos, dentro y fuera del ámbito sanitario, contando lo que ocurre con rigor y sin sensacionalismos. 
      La situación ha tocado fondo y queremos objetar estas "ayudas", que lo son a corto plazo, pero que a la larga representan un elevado coste intelectual y económico para una sociedad que quiere mantener y mejorar su estado del bienestar, y para un mundo científico que debe apostar por la equidad e igualdad de todos los seres humanos en el acceso a los medicamentos básicos y esenciales.
                                                                         (Fuente: Plataforma NOGRACIAS / Alberto del Pozo)

jueves, 7 de abril de 2011

“Si huele a pollo, parece pollo y sabe a pollo....es pollo”

     Según sugiere este viejo refrán mejicano, hay cosas que parecen evidentes y que de manera empírica no deberíamos cuestionar desde el punto de vista epistemológico, y sin embargo, no parece que esto ocurra con nuestra sanidad pública y, sobretodo, con la deriva que actualmente padece, dirigida y gestionada por nuestros nefastos responsables políticos, economistas y sanitarios.
    Así podríamos decir que una buena suela de zapato, moldeada como una pechuga de pollo, maquillada como un buen filete, aliñada con excipientes y saborizantes de pollo, y perfumada con aromas sintéticos de ave (Knörr ó Gallina Blanca son expertos en estas performances), pues esa suela podría colocarse en un plato, con una hojita de lechuga y una ramita de perejil, consiguiendo que nadie dude de que no sea pollo,...claro, hasta que no intentas hincarlo el diente.
    Nuestra sanidad pública llevaba años siendo ejemplo de modelo sanitario, especialmente por la capacidad técnicocientífica de sus recursos humanos y materiales, y también por su eficacia social. Una eficacia social conseguida mediante esa cuádruple transferencia solidaria en virtud de la cual los ricos pagan el coste de la sanidad más que los pobres, los sanos en lugar de los enfermos, los jóvenes por los ancianos, y los empleados por los desempleados...Pero resulta que salvo este planteamiento progresista de inicio, nuestra sanidad no es ya ni tan universal, ni tan gratuita, ni tan eficiente, ni mantiene ya una cierta igualdad y equidad en el acceso.
   Y no es tan "Universal" porque, por ejemplo, para tener derecho a nuestro sistema sanitario  los jóvenes sin empleo deben adjuntar determinados papeles, al igual que los inmigrantes y gentes residentes de otras zonas del país, a los que se les somete a crueles y disuasorias trabas administrativas; no es tan "Gratuita", pues al menos no lo es para la clase trabajadora en activo, que, en ocasiones, con menos medios económicos que otros, deben abonar un 40% del gasto farmacéutico mientras que a esos otros todo les sale gratuito; no es tan "Eficaz" si se tiene en cuenta las largas e indecentes listas de espera que todos sufren para someterse a unas simples pruebas o para recibir tratamiento rehabilitador o para una intervención quirúrgica, con la pérdida de posibilidades de curación que esas demoras implican; no es tan "Eficiente" si se tiene en cuenta la relación entre el presupuesto invertido y los beneficios en salud, pues aún con el escaso presupuesto sanitario que España le dedica a la sanidad (en términos de %PIB sigue por debajo de la UE de los 15), aún con ese escaso presupuesto se podrían conseguir más y mejores prestaciones; y finalmente tampoco mantiene "Igualdad y equidad en el acceso" si se tiene en cuenta la dificultad de acceso a los servicios sanitarios de las personas con empleo (por razones de horario laboral) respecto a otros colectivos, o la de ciudadanos de algún medio rural respecto al urbano, o la de ciertas clases medias-altas respecto a las clases huérfanas de padrinazgos nepóticos (como el privilegio que disfrutan quienes tienen familiares ó conocidos entre la clase política, empresarial ó del propio personal sanitario, etc)...
    Así las cosas, nuestra actual sanidad pública no parece tan “sanitaria” (saludable), y habida cuenta de la proliferación de la concertación con el sector privado, tampoco tan “pública”, por lo que va a resultar que aunque "parezca pollo, huela a pollo y sepa a pollo", éste apetitoso menú es una simple suela de zapato...y cada día con más aspecto de zapato y menos de pollo....¡¡Pobres pacientes!!
   Y si nadie hace nada, este ejemplar modelo de la antes prestigiosa sanidad pública española se seguirá deteriorando, y aunque muchos de los profesionales sanitarios seguiremos trabajando (no todos) en alguna mutua o compañía privada,... uno se pregunta...¿y de los ciudadanos y ciudadanas enfermos, y sin recursos económicos, quién se ocupará?
____________________________



lunes, 4 de abril de 2011

La realidad, según Leo Buendía

     La última vez que me encontré a Leo Buendía fue hace una semana en el mercadillo de León, donde, como siempre desde hace años, tenía puesto su tenderete de pulseras, cinturones y abalorios de cuero...
-Buenos días, maestro- me dijo alegre, al verme, y esbozando una sonrisa de medio lado, mientras sujetaba la colilla de picadura con la otra mitad de la boca, y entornaba el entrecejo.
-Hola, Leo...- le contesté sonriéndole- Cuánto tiempo sin verte...Tú, como siempre ¿no?
-Pues sí..ya ve usté...aquí, a ver si sacamos algo para el día a día. ¿Y usté, qué?...Ya estará preparando las elecciones ¿no?.
-Pues no, Leo, no. Este año me voy a abstener, y a dejar paso a los más jóvenes, que ya es hora de que se vayan mojando.
-Pues tiene usté razón, aunque ¿qué quiere que le diga?. ¿Puedo hacerle una confidencia?- Me interrogó con un especial brillo y picardía en sus ojos, mientras mirando a ambos lados comprobaba que no había nadie en la proximidad de nuestra conversación.
-Claro Leo, como si a estas alturas, entre tú y yo tuviésemos secretos- le animé con gravedad.
-Mire...nunca me había atrevido a plantárselo, porque me parecía usté una persona cabal y delicada, pero ahora que ya no está en esto de las elecciones, le diré que yo, dentro de mi ignorancia, ya estoy muy cansado de esta ciudad papona, de sotana, olor púrpura e incienso, derechona, llorona y quejosa, xenófoba, rancia, y capital de un Reino que se levantó con crueles luchas entre hermanos, sí, esta ciudad de los famosos Martín Villa, Carrasco, Morano, de Francisco, y otros...¡Bah!...Así como también estoy asqueado de esta Castilla, erial y cuna de la derecha más reaccionaria, del nacionalcatolicismo inventado por unos reyes católicos imperialistas y criminales que crearon a Torquemada y a otros inquisidores, semillero del fascismo de las JONS y patria de los franquistas más represores, desde Onésimo Redondo a Aznar...¿O no?
-¡¡Coño, Leo!!, está usted muy ácido....Y algo habrá que hacer ¿no?
-Pues no sé, mire usté...Esta Comunidad siempre fue egoísta, insolidaria, coyuntural, triste, desconfiada, nació para sujetar a los árabes y echar a los judíos, y ya vé usté ahora, que si no fuese por los inmigrantes seríamos aún más ancianos y envejecidos todavía...
-Pero aquí hay gente buena, maja, con inquietudes...y con futuro.
-Pocos...y cada vez menos...Mire, la mayoría se están teniendo que marchar fuera porque aquí no hay iniciativas de nada, sigue mandando el cacique y el cura, o sea, como en la época del Canovas aquél...Y así no hay quien pueda...Esta tierra ha perdido a los mejores, y se ha ido quedando con mediocridades y gentes mezquinas...como la mayoria de nosotros...y por eso lleva gobernada por los mismos franquistas desde hace 24 años...Porque aquí lo único importante es la semana santa, los carnavales, y echar la culpa de nuestra miseria a los demás...¡Bah!
-Entonces ¿qué solución le ve usted a esto?.
-Pues mire, así, entre nosotros,... Para mí, que la única solución que le queda a esta tierra sería la de instalar una Garoña en cada una de las diez o doce ciudades más grandes...y esperar un afortunado terremoto...Sí...como en el Japón ése...Esa solución sería la más conveniente para el conjunto del país...que al fín se vería libre de nuestras taras genéticas...
-Carámba, Leo,...No sea usted bestia, hombre...Está usted intratable y muy pesimista...
-Realista, amigo, realista.
Advirtiendo que al tenderete se acercaba una pareja de guardias municipales, supongo que a cobrar la tasa correspondiente, cambiamos de conversación, le compré una pulserita de cuero, y nos despedimos con un abrazo.
     No he tenido ocasión de comentaros que a Leo Buendía le conocí hace años, en una churrería de la ciudad, a las 6 h. de la mañana, bien rebosaditos de orujo ambos, y que nuestra amistad se forjó esa misma mañana después de cinco horas de filosofeo pardo sobre lo humano y lo divino. Es un personaje interesante, muy sabio y prácticamente analfabeto, pero del que cada día aprendo algo nuevo.
Por cierto...¿No conoceis a ningún Leo Buendía?