viernes, 26 de junio de 2015

Personas con hipersensibilidad electromagnética hacen visible un problema social

Nos parece tan interesante este artículo de Miguel Jara que, con su permiso, nos vamos a permitir la licencia de reproducirlo aquí íntehgramente...

Con motivo del Día Internacional contra la Contaminación Electromagnética, el viernes 26 de junio, se celebró en Madrid la Jornada “¿Hacia un reconocimiento integral de laelectrohipersensibilidad en Europa? La escuela ¿cantera de electrosensibles?” 
El acto estuvo organizado por la Plataforma Estatal Contra la Contaminación Electromagnética(PECCEM) y la asociación de reciente creación "Electrosensibles por el Derecho a la Salud" con la mediación de la eurodiputada francesa Michèle Rivasi y otros representantes de Los Verdes/Alianza Libre Europea y del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica.
La existencia de un dictamen proteccionista sobre hipersensibilidad electromagnética (EHS) en el seno del Comité Económico y Social Europeo -CESE- esbozaba las reivindicaciones básicas de las personas electrosensibles (Reconocimiento de Discapacidad Funcional y Enfermedad Ambiental, creación de zonas blancas o libres de esta contaminación, etc).
Su no aprobación en Pleno conllevó denuncias por conflicto de intereses ante la Defensora del Pueblo Europeo, la cual ya ha abierto una investigación.
Las llamadas de alerta, especialmente a la población infanto-juvenil, ante el crecimiento exponencial a la exposición a campos electromagnéticos artificiales realizadas desde instituciones como el Parlamento Europeo (2008, 2009), la Agencia Europea del Medio Ambiente (2007, 2009, 2011, 2013) o la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa(Resolución 1815/2011), abren el debate sobre la vulnerabilidad y desprotección, sobre todo de la población más joven, ante el despliegue de tecnologías inalámbricas en el ámbito educativo, en la línea de escuelas libres de contaminación electromagnética como antes ya lo fueron declaradas libres del humo del tabaco y de la comida basura.
Tiene mérito la lucha de estas personas, que no pueden vivir su vida ni hacer lo que cualquier otra, porque hoy, para que funcionen las tecnologías inalámbricas -tan útiles para tantas cosas-, hemos creado una red invisible de ondas electromagnéticas que afectan a cada vez más personas y les daña.
Ellas son la punta de un iceberg que si no se toman ya medidas emergerá en próximos años con resultados desconocidos pero previsibles.
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miércoles, 24 de junio de 2015

24 de junio. Dia Internacional contra la Contaminación Electromagnética

         El pasado día 13 de junio se invistieron nuevos alcaldes y concejales, y más allá de las esperanzas de cambio que cada persona se haya imaginado para el futuro de las legislaturas que se les pone por delante, en un amplio abanico de cuestiones y temas de primerísima importancia, o no, lo que sí parece pertinente hacer es recordar a los nuevos responsables municipales algunas de sus obligaciones para con la salud y el bienestar de sus vecinos. En la mayoría de estos electos munícipes existe la penosa e injustificada convicción de que la salud de los leoneses y leonesas es una cuestión del gobierno de la Junta, dado que la asistencia sanitaria es competencia autonómica, como si la salud de las personas sólo dependiese de su dispositivo asistencial sanitario (en nuestro escenario representado por Sacyl). Y no parece que estos legítimos responsables municipales sean conscientes de que la salud va más allá de los dispositivos asistenciales, abarcando otros determinantes como pueden ser los aspectos genéticos de cada persona, o los de los propios estilos de vida, o, y esto es lo que queremos resaltar hoy, el impacto que el entorno en el que las personas viven ejerce sobre esas personas, entorno que no es otro que el ámbito medioambiental en el que desarrollan sus actividades habituales, domésticas, lúdicas ó laborales.
Y a la hora de ahondar en esos diferentes determinantes medioambientales, son muchas las amenazas para la salud que deberían ser valoradas por los nuevos responsables municipales, por relacionarse con las competencias que éstos deben asumir, y entre las que deberíamos mencionar el tratamiento de residuos y basuras, las tareas de las comisiones de saneamiento, de la higiene alimentaria, del agua de la red pública, de la contaminación urbana, de los asuntos de las viviendas, de la contaminación atmosférica física y química, etc…y además hoy, 24 de junio, muy especialmente deberíamos hablar de la contaminación electromagnética provocada por las antenas de telefonía, los wifi, los wimax, etc, por ser ésta fecha la elegida y proclamada como Día Internacional contra la Contaminación Electromagnética...
Quizá no todo el mundo sepa el impacto que las ondas electromagnéticas ejerce sobra la salud de las personas, pero recogiendo las afirmaciones de muchos y diversos expertos en salud nacionales e internacionales (como la propia OMS), la contaminación electromagnética está relacionada con posibles trastornos neurológicos (irritabilidad, cefalea, hiperexcitabilidad, somnolencia, temblores, mareos), trastornos mentales (alteraciones del humor, depresiones, tendencias suicidas), trastornos cardiopulmonares (alteraciones de la frecuencia cardiaca, de la tensión arterial y alteraciones vasculares periféricas), trastornos reproductivos (alteraciones del ciclo menstrual, abortos, infertilidad y disminución de la libido sexual), trastornos dermatológicos (dermatitis inespecíficas y alergias cutáneas), trastornos hormonales (alteraciones en el ritmo y niveles de melatonina, substancias neurosecretoras y hormonas sexuales), trastornos inmunológicos (alteraciones del sistema de inmunovigilancia antiinfecciosa y antitumoral), fibromialgia, y también se relaciona con el incremento del riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, como las leucemias infantiles, el cáncer de mama, y otros tumores del sistema nervioso central de la infancia.
Tampoco sabe la mayoría de la población que la legislación española (Ley General de Telecomunicaciones, de 9 de mayo de 2014) resulta tan laxa y permisiva, y a la vez tan agresiva para las personas, que supera en cientos de veces los topes de radiación aconsejados por determinadas instancias internacionales, así como también las que se aplican en la mayoría de los países de la Unión Europea, pero que, a su vez, no impide la posibilidad de que los ayuntamientos introduzcan mecanismos de regulación de sus normativas municipales, en aras de atenuar esta abusiva y nefasta legislación vigente que sólo favorece a las empresas de telefonía a costa del derecho a la salud de las personas.
Hoy ya tenemos nuevas y nuevos alcaldes y concejales, y deberán ser éstos los que se informen de esta situación para que, una vez conocidas estas circunstancias que denunciamos, trabajen en la línea de propiciar una atmósfera en su ámbito municipal que respete unas mínimas condiciones de precaución y prevención de riesgos electromagnéticos. No sólo la usurpación de azoteas y espacios públicos por parte de las empresas de telefonía deberían ser derogadas, sino, y muy especialmente, el entorno de guarderías, colegios, espacios universitarios, hospitales, centros sanitarios y geriátricos, parques, etc…deberán ser protegidos por normativas municipales, como así ya se hace en algunas ciudades españolas y en multitud de ciudades europeas.
Nuestra asociación Alcoe (integrada en la Plataforma Estatal contra la Contaminación Electromagnética, Peccem) espera que nuestros nuevos representantes municipales inicien una gestión responsable y coherente en la defensa de la salud de sus vecinos y vecinas, y que su gestión suponga que esos nuevos ayuntamientos asumen la necesidad de transformar y convertir la actual y peligrosa situación en otra en la que sean unas nuevas ondas las que permitan compaginar el innegable avance tecnológico, imprescindible y necesario, con las irrenunciables medidas de protección de la salud de sus vecinos y vecinas en cumplimiento del más elemental «principio de precaución».

Existen multitud de referencias bibliográficas sobre estudios médicos de asociaciones y sociedades médicas de prestigio (que no procede comentar aquí) que anuncian y advierten de la necesidad de tomar medidas correctoras y preventivas en este asunto. A las nuevas y nuevos alcaldes y concejales se lo queremos recordar y, porque parece que se promete e impone un cambio en la forma de hacer política, es por lo que esperamos sean sensibles y receptivos ante esta situación… Así lo esperamos y así, a ellos y a ellas, les esperamos con esperanza e inquietud…

¿ Porqué "Bereberturix" ?

En atención a la discreción o el excesivo pudor de muchos de las y los sufridores lectores de este blog, unos amigos y otros quizá no, y que tanto se resisten a satisfacer su curiosidad por la razón del nombre "Bereberturix" pues nunca me lo han preguntado directamente, en atención a ellos, digo, me veo en la obligación a explicarlo ahora. Tarde, sí, es posible, pero oportuno siempre, creo.
     Y no lo podría explicar mejor que transcribiendo literalmente un párrafo de la literatura española de la época de la guerra de Marruecos.
     Este grandísismo observador social, canario de nacimiento y madrileño de adopción, eterno, autor de novelas inmortales costumbristas, y estilete social de la burguesía de entonces, decía por boca de uno de sus personajes en una de sus novelas...
    "Veo en mi raza confundidas las grandezas árabes con las ibéricas (celtibéricas), así en la guerra como en la política y en las artes, y aspiro a mantener fraternidad con los que fueron mis conquistadores y luego mis conquistados...Pues yo te digo ahora para que te pasmes, y pasmándote vayas aprendiendo, que toda guerra que mis hijos traben con gente mora, me parecerá guerra civil". 
    Y es la seguridad que me consta de que por mis venas discurre sangre compartida, bereber y celta, la que me inspira el nombre que nos ocupa. Y no hay más.
                                       
    
                                                                (Fuente.- "El caballero encantado")

DEMOCRATIZAR LA SANIDAD

La indignación hacia todo lo que rodea la res publica que viene demostrando la sociedad española, especialmente en los dos últimos años, y que se expresó en movilizaciones espontáneas y atomizadas como fueron los movimientos del 15M, del 22M y otros posteriores, no debe ser tenida por temporal ni por coyuntural. Esta indignación visualizada ahora en la última encuesta de Metroscopia, en la que parece comprobarse el anhelo de una parte importante de la sociedad por forjar un escenario político y social más transparente, democratizado, y acorde con los tiempos que unas generaciones que no vivieron la transición desean protagonizar, es la que exige ajustar de una vez por todas sus cuentas pendientes con una banda de corruptos y arribistas a la política, que adulteran el noble ejercicio de la misma.
 La irrupción en el escenario electoral de una fuerza como Podemos no es sino la respuesta del conjunto de la sociedad al expolio que ejerce una generación entera de cínicos y prepotentes representantes de la soberanía popular, encuadrados en los dos grandes partidos, los cuales, en un ejercicio de malabarismo e ingeniería de la levitación, no han sabido entender nada de lo que está ocurriendo en el seno de la sociedad a la que dicen representar.
Nadie sabe a ciencia cierta lo que ocurrirá a partir de las próximas elecciones generales, y si se reproducirán los resultados que augura esa encuesta ó si, por el contrario, el vértigo ante lo desconocido obrará de urgencia en favor del viejo bipartidismo, pero una cosa parece clara, y es que ya nada será igual. Y es precisamente en ese escenario en el que algo cambiará, por poco que sea, y donde los elegidos futuros gobernantes deberán intentar entender lo que desea la sociedad española del siglo XXI.  
De entre todo el abanico del amplio desideratum cristalizado a partir del cambio de nuevas promesas y esperanzas anunciadas para la población, por parte de las formaciones políticas que concurrirán al proceso electoral, no cabe el ignorar cómo debería afectar ese cambio (leve o radical) a la gestión y oferta de prestaciones asistenciales de los distintos servicios públicos en general, y de la sanidad en particular.
La sociedad española se ha pronunciado, mayoritaria y reiteradas veces, en favor de mantener un sistema de salud público, financiado, gestionado y prestado con recursos públicos, y adecuado a las necesidades de salud de la población y no sometido a las veleidades de criterios economicistas que, casi siempre, se acaban supeditando a la ley de lo rentable en términos monetarios, sin considerar que la salud individual y colectiva debe estar por encima de criterios de naturaleza mercantilista.
Pero más allá de mantener la gratuidad, universalidad, y equidad de este sistema sanitario público, (aspectos éstos por cierto no negociables para el modelo sanitario a reparar tras el deterioro causado por la ley 16/2012), hay otro aspecto de este modelo que se suele obviar y que, en nuestra opinión, es sustancial para el deseable funcionamiento del sistema sanitario, así como para su viabilidad y mantenimiento. Y estamos hablando de la participación de la población, y de la capacidad que debe otorgársele a ésta para que se implique, debata, planifique y elija las prioridades que deben regir para la obtención de la mejor salud colectiva deseable, así como para auditar periódicamente su gestión y la consecución de objetivos. Consiste, para ser más claros, en conseguir democratizar el sector de la salud, acercándolo a sus legítimos dueños que no son otros que los propios ciudadanos y ciudadanas.  Y todo ello en un marco en el que los gerentes y gestores deberán profesionalizar sus decisiones siempre en base a los criterios que la población, con el asesoramiento técnico de los profesionales, decida y consensúe en los foros que al efecto habrá que constituir. La sociedad debe empoderarse y hacerse oir ante las presiones e intereses bastardos que abundan en el sector sanitario, y deberá demostrar su madurez comprometiéndose a participar en el devenir de su sistema sanitario, el cual siempre nos resultará insuficiente (pues los recursos nunca son ilimitados), pero al menos deberá ser coherente con lo que la población, libre e informada, decida.

Así pues, si resulta cierto que nada será igual a partir de las próximas elecciones, lo que parece irrenunciable es que la propia sociedad deba comenzar a trabajar, sin esperar cuatro años para otra convocatoria en urnas (interpretación reduccionista y trivial de lo que debe ser la democracia), para así, día a día, participar, formarse e informarse, debatir y planificar su propio sistema sanitario, su gestión, su financiación, sus objetivos y su provisión. La constitución de un Foro Social Sanitario con verdadera capacidad decisoria en sus distintos niveles asamblearios, es decir, estatal, autonómico, de áreas de salud, municipal, de barrio, etc…es el reto que se nos presenta. Algunas y algunos ya estamos trabajando en ello.