sábado, 21 de julio de 2012

España. ¿Un país en crisis, ó un gobierno con nostalgias del pasado?

    Acabo de leer por segunda vez (la primera lo leí hace 10 años) un estudio del insigne historiador hispanista  Paul Preston titulado “La política de la venganza”, que está dedicado íntegramente al comportamiento que antes, durante y después de la guerra civil española mantuvieron las fuerzas civiles y militares del fascismo y del militarismo de la España de entonces.
    Resulta espeluznante, pero llamativo desde el punto de vista historiográfico, cómo en su contenido este estudio del profesor Preston puede ayudar a comprender algunos de los rasgos de la actual actitud del gobierno español ante la situación crítica que atraviesa España en estos días.
   Uno no es economista, pero en estos últimos meses ha aprendido a manejar algunos de esos conceptos de la política macroeconómica que tan angustiados nos tienen, y que tan despistados intentar tenernos.
   Es verdad que la situación de la llamada crisis económica y financiera alcanza a todo el territorio euro, y los ejemplos de Grecia, Portugal e Irlanda nos confirman tal crisis paneuropeista, pero no es menos cierto que esta situación se hace peculiar además de más dramática en el caso de nuestro país, en el que, amén de determinantes comunes a la zona euro, también contamos con otros factores específicos sin duda provenientes de nuestro más que reciente pasado franquista, de su política desarrollada durante tantos decenios, y cuando, como es el caso, aún perviven sentimientos, sesgos, actitudes, ideas, conceptos, organizaciones preconstitucionalistas agrupadas en poderosos grupos fácticos y oligárquicos, además de personas agrupadas en castas que comparten su filodependencia al añorado antiguo régimen.
   No es éste el sitio ni el momento, ni tampoco habría espacio suficiente, para entrar a discernir las características específicas de la derecha española que aún sobrevive a la transición de 1975, pero sí resulta obvio que no podemos desestimar el influjo que esas características franquistas de este postfranquismo póstumo están teniendo en cómo el actual gobierno del partido popular está gestionando esta crisis, e incluso para dudar de si las medidas antidemocráticas que está adoptando este gobierno no están destinadas a paliar dicha crisis sino a recuperar marcos de relaciones de poder y conceptos sociopolíticos de la España predemocrática.
   La desregulación de las relaciones laborales, el empobrecimiento de la clase trabajadora, el abismo creciente entre pobres y ricos, la hostilidad hacia los inmigrantes, la hegemonía en la que se mantiene (y ahora dimensionada) a la enseñanza privada y religiosa nacionalcatólica en detrimento de la pública, la forma prepotente en la que sus dirigentes políticos esconden la cara ante la llamada de la sociedad en pleno, los ademanes pseudofascistas con los que algún político del partido en el gobierno desautoriza las manifestaciones sociales para exigir la reconsideración de estas medidas, la utilización que de las fuerzas del orden público está tratando de ejercer este gobierno, que incluso sataniza al discrepante llegando a modificar la legislación para acallar las legítimas protestas y convertirlas en figuras delictivas, gestos propios obviamente de estados totalitarios y represores nada democráticos, y, quizá, también, la forma en la que, protegiendo a los más fuertes y a las instituciones y estructuras de épocas franquistas como las diputaciones o las subdelegaciones del gobierno en las provincias, se atreven a cuestionar el mapa territorial autonómico y así asfixiar a las comunidades autónomas, sugiriendo que son ellas las culpables de la situación económica actual, todo ello (y seguramente más detalles que se me quedan en el teclado) no hacen sino traer a mi “perversa” imaginación la posibilidad de que la derecha española no esté tan interesada en sacarnos de una crisis económica, monetaria y financiera, sino de retrotraernos esencialmente a la España anterior a la Transición, echando por tierra cuantas conquistas fueron arañándose poco a poco, y no sin dramas ni sufrimiento, a la dureza gubernativa de aquellos despiadados gobiernos de la dictadura... Como dato adicional que me angustia en esta incertidumbre, deberíamos recordar cómo a los “nuevos” partidos vascos se les pretende llevar a la ilegalización por su “pretendida” tibia crítica del terrorismo etarra, sugiriendo que algunos o muchos de sus miembros siguen siendo terroristas criminales, mientras que no se divulga lo suficiente que ya hace algún tiempo el propio partido popular que hoy gobierna se opuso enérgicamente a que el Parlamento condenase el régimen de Franco y su política dictatorial, manteniendo incluso fundaciones franquistas subvencionadas con el erario público, actitudes éstas que no hemos observado, ni por asomo, ni en la actual derecha alemana ni en la italiana respecto a sus respectivos pasados nacionalsocialista y fascista, derechas europeas que, al parecer, han entrado en la historia de la democracia de una manera, vamos a llamar, más convencida.
   En resumen, yo me pregunto...¿al gobierno español del partido popular (fundado por Fraga Iribarne, exministro franquista y uno de sus popes ideólogos) le interesa realmente sacarnos de la crisis?, ¿o le interesa aprovecharse de ella para llevarnos a la España paupérrima, cañí, ignorante, de sotana, bajo palio, y sin libertades de aquellos años 50´ ?...
   No. Seguramente son sólo imaginaciones mías,...que soy un malpensado...

miércoles, 18 de julio de 2012

Sólo nos falta la brújula y el pegamento

     Opinaba Karl Marx, el pensador y filósofo amén de revolucionario, que la revolución proletaria y la de los oprimidos sólo sería posible cuando las condiciones objetivas fueran las apropiadas, y la necesidad de mejorar sus condiciones de vida superase la sumisión y aceptación de mantenerse como clase esclavizada y subyugada por los opresores.
    Hoy, el panorama nacional presenta múltiples expresiones de protesta, y así, hombres y mujeres mineros, policías, funcionarios en general, sanitarios, maestros, desempleados, estudiantes, pensionistas, indignados del 15M, empleados de Renfe, trabajadores de la privatizada AENA, desahuciados de sus viviendas, estafados por la banca, etc, se lanzan a las calles para protestar contra los reales-decretos de este mediocre Rajoy, exigiendo un cambio en la política social y económica (los más moderados) ó la dimisión en bloque del gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones generales (los más atrevidos). Y reitero lo de los más moderados y los más atrevidos, porque para nada he querido mencionar a los, presumiblemente, más radicales, los cuales, a la postre, serían en mi opinión los que se aproximarían a la posible solución de nuestros problemas, si es que esta existe.
   A raíz del desmantelamiento de la URSS, del final de la guerra fría y del fracaso del modelo económico soviético stalinista (que no marxiano), las tesis neoliberales de inspiración capitalista se sintieron triunfadores de su modelo ultraliberal, y de ahí, de su preñez en el éxito surgieron escuelas de pensadores, economistas y empresarios que no dudaron en lanzar un órdago al mundo entero para entregarse al capitalismo como único paradigma económico posible, y único garante de la futura y eterna felicidad del planeta. La capacidad de enriquecimiento de los países occidentales estaba asegurada, siempre que existiesen otros que consumiesen, y otros que permaneciesen en fase de crecimiento y por lo tanto, aún oprimidos. El capitalismo se mostraba sin ninguna oposición práctica y, eso era lo peor, tampoco en el plano de la dialéctica teórica.
    Pero de aquellos barros vinieron estos lodos. Al cabo de unas décadas, el capitalismo más desbocado se complicó la vida; la entrega al enriquecimiento rápido y desmesurado propugnó una incesante ambición y un voraz sesgo de competitividad que agotó las posibilidades de sostenibilidad en ese gradiente de crecimiento contínuo. Se demostró que el capitalismo era muy capaz de generar riqueza, pero que el mercado (su biblia de cabecera) resultaba absolutamente incapaz de reasignar y redistribuir esa riqueza.
   Los estados-nación tuvieron que crear estructuras económicas supranacionales que moderasen el desequilibrio entre los distintos países, y así, tanto el FMI, como el BC, la OMC, ó la propia Unión Europea, conformados todos ellos por economistas neoliberales, especuladores y banqueros, todos ellos de tendencias conservadoras en lo social, se convirtieron poco a poco en las estructuras que realmente gobernaban las naciones y a sus sociedades compuestas por personas, cuando dichas estructuras, además, resultaban dirigidas por unos popes dirigentes ideólogos que en ningún momento han sido elegidos democráticamente por los ciudadanos de ninguna parte del mundo.
   Los estados-nación, cuyo concepto y configuración nos llega del siglo XVII, perdían ahora a finales del siglo XX toda su soberanía en favor de los especuladores de alto standing. Y es que el carro se estaba poniendo delante de los caballos.
   Y hoy, a ese magno supertribuno supranacional de cuello duro, corbatas y peinado engominado, impersonal, etéreo, poderoso y supercapaz de alterar la vida de más de medio mundo, y que se materializa en esas estructuras supranacionales mencionadas, como si de sectas compuestas por castas se tratase, no hay hoy nada ni nadie (ni político ni ideológico) que le discuta un ápice su paradigma depredador, ni que le pueda alterar una pestaña.
   Sólo el reconocimiento histórico de la situación, el convencimiento de que el modelo capitalista actual está agotado y se está hundiendo, pero que, como el que “muere matando”, con él se están hundiendo millones de personas y se está hundiendo al mundo, y que mientras ése modelo aún se entrega a la búsqueda del voraz beneficio, nadie parece reparar por un momento que ese salvaje beneficio nos ha traído la desigualdad y nos traerá, a corto-largo plazo, los dos grandes problemas que ponen en riesgo el futuro y la supervivencia de la humanidad, que serán...la imparable curva ascendente de una asfixiante demografía, que de seguir así no encontrará recursos alimentarios suficientes para todo el orbe, y el impacto ecológico que la competitividad y el hiperconsumismo de las actuales formas de energía, y posiblemente las nuevas energías con sus indestructibles y radiactivos resíduos, nos están acarreando. Son pues la desigualdad, la demografía y la ecología...los tres grandes riesgos de un futuro inminente. 
   En España, hoy, son multitud de gremios de trabajadores y profesionales los que están oponiéndose a la política de un gobierno legítimo en las urnas pero fraudulento con su programa, mentiroso, traidor a su pueblo y de corte totalitario, y este clamor social y popular se está expresando como movimiento espontáneo, incontrolado, desorganizado y atomizado, cuando la posible solución exigiría que esto no fuese así y se pudiese autogestionar de otra manera...
  Pero no sólo debe preocuparnos este panorama nacional, sino el europeo, el internacional y el planetario, ámbitos en los que la única solución, creo, ya fue propuesta por un pensador filósofo nacido en la antigua ciudad prusiana de Tréveris hace ya casi dos siglos. Nos hace falta, pues, esa brújula de hace años y ese pegamento que una y consolide todas las reivindicaciones de nuestra apuesta por un futuro mejor, mas justo, equilibrado, ecológico y sostenible, y tanto ante las reivindicaciones de los mas moderados, como de las de los atrevidos, y también de las de los llamados radicales.
Desde luego, una cosa está meridianamente clara, y en ello coinciden todos los historiadores y observadores políticos no necesariamente ultraliberales (incluso Keynes debe estar fuera de sospecha), y es que las soluciones a esta situación actual de desigualdad y de riesgo de extinción nunca la podrá aportar ni el mercado ni el capitalismo.
¿Entonces...?

martes, 10 de julio de 2012

El grito desgarrador de Juan Torres


    Nos cuenta Juan Torres...
      Hace un mes que se aprobó el rescate de la banca española que según Rajoy resolvía el problema de nuestra economía y que mereció una surrealista felicitación del rey Juan Carlos. En este tiempo ha habido cumbres y varias reuniones de los ministros de Economía pero hasta el momento no se han fijado ni las condiciones concretas, ni qué cantidad exacta se precisa, ni cuándo comenzará a ser efectivo. Se hacen declaraciones contradictorias diciendo un día blanco y otro negro pero siempre se insiste en lo mismo: hay que seguir rebajando gastos y derechos y reduciendo los ingresos de los trabajadores. Lo que era la solución resulta que lo ha empeorado todo y nadie, sin embargo da cuentas de ello.
        Se han reído de nosotros. El objetivo es salvar a la banca alemana, que es lo que de verdad les interesa, pero quieren hacerlo con las máximas garantías y eso obliga a que el rescate sea uno definitivo, directamente sobre la economía española y con la garantía directa del Estado. El de los 100.000 millones para los bancos no era sino una salva porque resulta infumable: nadie puede entender que si es a los bancos a quien hay que rescatar se haga responsable de ello a los ciudadanos en su conjunto. Por eso, para provocar el grande, están dejando que nos precipitemos al abismo, no porque la cuantía de nuestra deuda pública sea excesiva, como dicen, sino porque nos atan de pies y manos y nos empujan ante los inversores. Simplemente haciendo lo que está haciendo el Banco Central Europeo, nada de lo que haría un banco central auténtico, bastará para que seamos intervenidos en poco tiempo y para que nuestra economía sea puesta bajo control directo y permanente de los acreedores alemanes.   
     Queda muy poco tiempo para que las comunidades autónomas se declaren sin liquidez y para que el propio Estado, con tipos en los mercados superiores al 7% u 8% se reconozca incapaz de hacer frente a sus compromisos de pago. Esa es la secuencia inevitable que producen las medidas que se están tomando.
      Si lo que quisieran de verdad fuese salvar a nuestra economía y al euro no harían lo que están haciendo ni nos seguirían obligando a tomar medidas que van a hundir más la demanda, la generación de ingresos, o incluso la posibilidad de que paguemos la deuda que dicen querer que paguemos. Si desearan realmente frenar la presión de los mercados bastaría que el Banco Central Europeo fuese lo que no es, y que se adoptara una estrategia de creación de actividad y empleo para toda Europa en el marco de un pacto global de rentas, pero es que no buscan eso. Quieren que la prima de riesgo siga subiendo para extorsionar más fácilmente y acelerar lo que revestirán como una situación de emergencia que no admita retóricas. Se ríen de nosotros porque lo que van buscando es someter a nuestra economía y no a salvarla en un marco de cooperación y unión europeas.
      La última tomadura de pelo de quienes se pasan todo el día diciendo que hay que respetar a los mercados y dejarlos que actúen con plena libertad ha sido salvar una vez más la cara de los bancos permitiendo valorar sus activos a precios “razonables” en el marco de una agencia inmobiliaria sui generis, como ya adelantamos que harían en nuestro libro Lo que España necesita. Es decir, que una vez más se pasan por el forro lo que establecen libremente los mercados que tanto dicen respetar: si el precio razonable no es el que fijan los mercados ¿para qué puñetas sirven? Se ríen de nosotros porque una vez más nos están robando delante de nuestra mismos ojos.
     En España es nuestro propio gobierno quien se ríe de nosotros engañándonos sin piedad. El ministro de Economía alaba sin descanso a las autoridades europeas, agradece sus propuestas razonables y jura y perjura que haremos todo lo que sea necesario para contentar a los mercados, porque es lo que más nos conviene. Pero, justo al mismo tiempo, el de Asuntos Exteriores suplica al Banco Central Europeo (donde hemos perdido la influencia que teníamos, aunque tampoco podamos decir que la hayamos utilizado precisamente a nuestro favor) para que intervenga contra los mercados y ponga formes a los especuladores. Un alarde de discurso coherente y de sincera estrategia compartida. El ministro de Hacienda, que ya ocupa la cartera por segunda vez, reconoce que ha de subir el IVA porque es un incompetente que no sabe hacer que todos paguen lo que tiene que pagar y Cospedal se consolida como la mayor y más desvergonzada demagoga del reino. Ahora carga contra la función pública sin caer en lo que ella tendría que ser la primera en recordar: que en España hay menos trabajadores públicos en relación con la población activa total que en la media de los Quince, que se gasta menos en retribuirlos, que nuestro sector público es bastante más reducido que el de los países más avanzados y competitivos de nuestro entorno, y que esos seres despreciables a los que se refiere y a los que ya está poniendo en la calle son los maestros o los médicos de los hijos de familias que no pueden pagarse servicios privados, por cierto, casi siempre de peor calidad que los públicos a pesar de que disponen de más recursos y de que no asumen todas sus cargas. Y olvidando, sobre todo, que la función pública con la que quieren acabar fue la mejor e imprescindible solución para evitar que las oligarquías de los partidos (de las que ella forma parte) se hicieran dueñas del Estado en perjuicio de la mayoría de la población.
     Pobre España y pobre pueblo español, tan silencioso y obediente....Vibra de patriotismo cuando gana La Roja, pero enmudece cuando le roba una potencia extranjera o cuando su propio gobierno le miente y le traiciona.
                          (Fuente.- "Se ríen de España y de los españoles" Artículo íntegro de Juan Torres en Público)

viernes, 6 de julio de 2012

"Sadismo económico"

      Por la información que nos aporta, y la clarividencia y contundencia de su análisis, nos parece imprecindible la publicación íntegra del artículo de Ignacio Ramonet que titula "Sadismo Económico"...

       ¿Sadismo? Sí, sadismo. ¿Cómo llamar de otro modo esa complacencia en causar dolor y humillación a personas? En estos años de crisis, hemos visto cómo –en Grecia, en Irlanda, en Portugal, en España y en otros países de la Unión Europea (UE)– la inclemente aplicación del ceremonial de castigo exigido por Alemania (congelación de las pensiones; retraso de la edad de jubilación; reducción del gasto público; recortes en los servicios del Estado de bienestar; merma de los fondos para la prevención de la pobreza y de la exclusión social; reforma laboral, etc.) ha provocado un vertiginoso aumento del desempleo y de los desahucios. La mendicidad se ha disparado. Así como el número de suicidios.

A pesar de que el sufrimiento social alcanza niveles insoportables, Angela Merkel y sus seguidores (entre ellos Mariano Rajoy) continúan afirmando que sufrir es bueno y que ello no debe verse como un momento de suplicio sino de auténtico júbilo. Según ellos, cada nuevo día de castigo nos purifica y regenera y nos va acercando a la hora final del tormento. Semejante filosofía del dolor no se inspira en el Marqués de Sade sino en las teorías de Joseph Schumpeter, uno de los padres del neoliberalismo, quien pensaba que todo sufrimiento social cumple de algún modo un objetivo económico necesario y que sería una equivocación mitigar ese sufrimiento aunque sólo fuese ligeramente.

En eso estamos. Con una Angela Merkel en el rol de “Wanda, la dominadora”, alentada por un coro de ­fanáticas instituciones financieras (Bundesbank, Banco Central Europeo, ­Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, etc.) y por los eurócratas adictos de siempre (Durao Barroso, Van Rompuy, Ollie Rehn, Joaquín Almunia, etc.). Todos apuestan por un masoquismo popular que llevaría a los ciudadanos no sólo a la pasividad sino a reclamar más expiación y mayor martirio “ad maiorem gloria Europa”. Hasta sueñan con eso que los medios policiales denominan “sumisión química”, unos fármacos capaces de eliminar total o parcialmente la conciencia de las víctimas, convertidas sin quererlo en juguetes del agresor. Pero deberían ir con cuidado, porque la “masa” ruge.

En España, donde el Gobierno de Mariano Rajoy está aplicando políticas salvajes de austeridad al límite precisamente del “sadismo” (1), las expresiones de descontento social se multiplican. Y eso en un contexto de enorme desconcierto, en el que, de repente, los ciudadanos constatan que a las crisis económica y financiera se suma una grave crisis de gobernación. Simultáneamente, varios pilares fundamentales del edificio del Estado se resquebrajan: la Corona (con el tétrico asunto de la caza del elefante en Bostwana), el Poder judicial (con el cochambroso caso Dívar), la Iglesia (que no paga el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, IBI), el sistema bancario (del que nos afirmaban que era el “más sólido” de Europa y constatamos que se desmorona), el Banco de España (incapaz de alertar sobre Bankia y otras quiebras espectaculares), las Comunidades Autónomas (sumidas algunas de ellas en abismales escándalos de corrupción), los grandes medios de comunicación (excesivamente dependientes de la publicidad y que ocultaron las calamidades por venir)...

Sin hablar del propio Gobierno cuyo Presidente, en un momento en el que España (con Grecia) se ha convertido en el eje de los problemas del mundo, parece avanzar sin brújula. Y quien, frente a preguntas fundamentales, o da la callada por respuesta o contesta con expresiones surrealistas (“Vamos a hacer las cosas como Dios manda”), o sencillamente sostiene contraverdades (2). Mariano Rajoy y su equipo económico tienen una gran responsabilidad en el desastre actual. Han dirigido la crisis bancaria con evidente torpeza; han dejado descomponerse el caso de Bankia; han transformado una clara situación de quiebra en un pulso con Bruselas, el Banco Central Europeo y el FMI; han practicado el negacionismo más necio, pretendiendo hacer pasar un rescate de consecuencias gravísimas para la economía española como un crédito barato y sin condiciones (“Es un apoyo financiero que no tiene nada que ver con un rescate”, declaró Luis de Guindos; “Lo que hay es una línea de crédito que no afecta al déficit público”, afirmó Rajoy).

Todo esto da la penosa impresión de un país que naufraga. Y cuyos ciudadanos descubren de pronto que tras as apariencias del “éxito económico español”, pregonado durante lustros por los gobernantes del PSOE y del PP, se escondía un modelo (el de la “burbuja inmobiliaria”) carcomido por la incompetencia y la codicia.

En cierta medida, comprendemos ahora –muy a expensas nuestras– uno de los grandes enigmas de la historia de España: ¿cómo fue posible que, a pesar de las montañas de oro y plata traídas de América por el Imperio colonizador y explotador, el país se viese convertido, a partir del siglo XVII, en una suerte de “corte de los milagros “llena de mendigos, desamparados y pordioseros? ¿Qué se hizo de tamaña riqueza? La respuesta a estas preguntas la tenemos hoy ante los ojos: incompetencia y miopía de los gobernantes, codicia infinita de los banqueros.

Y el castigo actual no ha terminado. Después de que la agencia Moody’s, el pasado junio, rebajara la nota de la deuda española en tres escalones, desde A3 hasta Baa3 (uno por encima del “bono basura”), la prima de riesgo llegó hasta límites insostenibles. La solvencia española está en la pendiente que conduce a un rescate. Y tanto el rescate de la banca como el rescate de la deuda pública tendrán un ­coste social terrorífico. En su informe anual sobre España, el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, ya está reclamando que el Gobierno suba el IVA y que apruebe lo antes posible una nueva disminución del sueldo de los funcionarios para reducir el déficit. Además, en un documento de trabajo, los expertos del Fondo recomiendan a España que rebaje aún más el despido, reclaman el contrato único y que se evite la actualización automática de los sueldos (3).

La Comisión Europea recomienda igualmente la subida del IVA, y la adopción de nuevas medidas “austeritarias”: el retraso de la edad de jubilación, el control del gasto en las Comunidades, el endurecimiento de las prestaciones por desempleo, la eliminación de la desgravación por vivienda y la reducción del volumen de la Administración Pública. Todo antes de 2013. Ya que no se puede devaluar el euro, se trata de devaluar a todo un país, rebajando su nivel de vida de un 20 a un 25%...

Por su parte, la canciller alemana exige que España continúe con las profundas reformas económicas y fiscales. A pesar de la canina fidelidad que le manifiesta Rajoy, Merkel se opone con uñas y dientes a cualquier medida del Gobierno que suponga para España ceder en el camino de la austeridad y de las reformas estructurales.
Berlín quiere aprovechar el “shock” creado por la crisis, y la posición dominante de Alemania para conseguir un viejo objetivo: la integración política de Europa a las condiciones germanas. “Nuestra tarea hoy –declaró Merkel en un discurso ante el Parlamento alemán– es compensar lo que no se hizo [cuando el euro fue creado] y acabar con el círculo vicioso de la deuda eterna y de no cumplir las normas. Sé que es arduo, que es doloroso. Es una tarea hercúlea, pero es inevitable”. Algunos comentaristas hablan ya del IV Reich...

Porque, si se produce el “salto federal” y se avanza hacia una unión política, eso significa que cada Estado miembro de la UE tendrá que renunciar a considerables partes de su soberanía ­nacional. Y que una instancia central podrá interferir directamente en los presupuestos y los impuestos de cada Estado para imponer el cumplimiento de los acuerdos. ¿Cuántos países están dispuestos a abandonar tanta soberanía nacional? Si ceder parte de la soberanía es inevitable en un proyecto de integración político como la Unión Europea, existe sin embargo una diferencia entre federalismo y neocolonialismo... (4).

En los Estados sometidos a rescates –España, entre otros– estas importantes pérdidas de soberanía ya son efectivas (5). Desmintiendo a Rajoy, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, afirmó que la troika (BCE, Comisión Europea y FMI) controlará la reestructuración de la banca en España (6). Esa troika gobernará la política fiscal y macroeconómica para ­seguir imponiendo reformas y recortes y para asegurar la prioridad del cobro de la deuda que los bancos españoles tienen con la banca europea, y principalmente alemana (7). España dispone pues, desde junio pasado, de menos libertad, menos soberanía de su sistema financiero y menos soberanía fiscal.

Todo ello sin ninguna garantía de salir de la crisis. Al contrario. Como lo recuerdan los economistas Niall Ferguson y Nouriel Rubini: “La estrategia actual de recapitalizar los bancos a base de que los Estados pidan prestado a los mercados nacionales de bonos –o al Instrumento Europeo de Estabilidad Financiera (IEEF) o a su sucesor, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)– ha resultado desastrosa en Irlanda y Grecia: ha provocado una explosión de deuda pública y ha hecho que el Estado sea todavía más insolvente, al tiempo que los bancos se convierten en un riesgo mayor en la medida en que más parte de la deuda pública está en sus manos” (8).

Pero entonces, si no funcionan ¿por qué se mantienen esas sádicas políticas de “austeridad hasta la muerte”? Porque el capitalismo se ha puesto de nuevo en marcha y se ha lanzado a la ofensiva con un objetivo claro: acabar con los programas sociales del Estado de bienestar implementados después del final de la Segunda Guerra Mundial y de los que Europa es el último santuario.

Pero, como decíamos más arriba, debería ir con cuidado. Porque las “masas” están rugiendo...
              
              (Fuente.- Reproducción íntegra "Sadismo Económico". Ignacio Ramonet. "Le Monde diplomatique")

Represión es Régimen, Rebeldía es Democracia


¿Qué es democracia y qué es régimen?...
¿Acaso España es una democracia?...

Izquierda Unida pone el dedo en la llaga. Y proclama que no, que no está tan claro que España cumpla los requisitos mínimos de una democracia estándar. Lo plasma en su nuevo vídeo, "Represión es régimen", colgado este viernes en YouTube y en su página web. El spot, obra también de la agencia Producciones Con Mano Izquierda (CMI), sigue la estela y el estilo de su anterior producción "Cuando el miedo cambie de bando", que consiguió más de 100.000 reproducciones en Internet. Una sucesión de fragmentos, de instantáneas, que pretende denunciar la "dureza" con la que se están reprimiendo algunas protestas ciudadanas contra los recortes aplicados por el Gobierno. Léanse manifestaciones del 15-M, reivindicaciones mineras o "excesos" cometidos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en localidades como Ciñera (León) o Pola de Lena (Asturias).

"La democracia es el régimen del pueblo, el régimen es el Gobierno de los ricos", afirma

"Mírate, mírales –provoca el vídeo desde el arranque– . ¿Cuál es la diferencia entre democracia y régimen?". La grabación va desgranando qué hace teóricamente la democracia y qué hacen los regímenes autocráticos que, según se colige, es la vara de medir que utiliza el Ejecutivo y el resto de poderes del Estado, sin excluir la responsabilidad del anterior Gobierno socialista, José Luis Rodríguez Zapatero: "La democracia persigue a los responsables de la crisis, el régimen reprime a los que protestan –empieza a hilvanar IU–. La democracia protege a las familias de la voracidad de los bancos, el régimen echa a la gente de sus casas. La democracia actúa contra los defraudadores, el régimen dicta leyes de amnistía fiscal. En democracia trabajar es un derecho, el régimen criminaliza a quienes lo defienden [los huelguistas]. La democracia garantiza la salud y la educación pública, el régimen las convierte en un negocio y un privilegio. La democracia es el régimen del pueblo, el régimen es el Gobierno de los ricos", de los que llaman "enemigos" a los jóvenes, de los que se "humillan" ante el poder

El 'spot' muestra manifestaciones de mineros y del Movimiento 15-M

La federación pasa en ese punto a la parte conclusiva: "¿Sabes cómo se reconoce a los hombres del régimen?". Varios ejemplos: las palabras del jefe superior de Policía del País Valencià, Antonio Moreno, que en febrero se refirió a los estudiantes valencianos que protestaron en las calles como "enemigo". También son "hombres del régimen" los que "reprimen a los débiles" –y se ve a un antidisturbios agrediendo a un joven– y los que "se humillan ante los poderosos", caso de la cúpula del Ejecutivo madrileño, que prestó todo tipo de honores al magnate de Eurovegas, Sheldon Adelson cuando se desplazó a Alcorcón.

El vídeo concluye con dos sentencias. Uno, "rebeldía es democracia", aserto que es cubierto con imágenes de las multitudinarias manifestaciones de mineros y que casa con el lema que la dirección de Cayo Lara ha patrocinado desde la última campaña electoral, Rebélate! Y dos, ya en grandes letras blancas sobre fondo negro, "Represión es Régimen", el mensaje que machaca IU una y otra vez. O sea, que se están desnudando comportamientos del poder que casan mal, o muy mal, con los estándares democráticos

lunes, 2 de julio de 2012

Las alternativas al copago

     Es evidente que el copago no es la solución de nada en términos de salud, así como también es evidente que los recortes en sanidad ni son necesarios ni solucionarán nada macroeconómico, y también resulta palmario que todo este montaje de la pretendida crisis no es nada real ni objetivable, sino el pretexto orquestado por las castas y élites especuladoras mundiales para recortar derechos conquistados de la clase trabajadora, como teatralización y puesta en escena de la verdadera crisis, que no es otra que la del modelo capitalista, aunque lo quieran disimular y remediar cercenando nuestros derechos y libertades.
    Pero aún y así, desde la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública se propone revisar algunas pautas, como por ejemplo la vacuna de la gripe, y dejar de vender fármacos innecesarios
    El copago sanitario ya se ha generalizado en las farmacias y todas las comunidades autónomas, con excepción del País Vasco, donde no se aplicará, y Catalunya, que disfruta de un periodo transitorio hasta agosto.
   Los pacientes comenzarán a pagar un porcentaje mayor al habitual por las recetas de la sanidad pública, una medida que resulta injusta para la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) pues creen que "los pacientes son sufridores, no causantes del problema y el copago es especialmente injusto en esta situación de crisis económica".
Por ello, desde la FADSP proponen una serie de medidas alternativas que ayuden a disminuir la deuda sanitaria y que no afecten a los pacientes. La primera que señalan es una disminución de la prescripción inadecuada, que ha conllevado a que España sea uno de los países con mayor tasa de automedicación con antibióticos y resistencias.
Además, piden la revisión de la vacuna contra la gripe, ya que varios estudios señalan su ineficacia e indican que no detiene su transmisión vírica, las hospitalizaciones, las neumonías, así como no reduce las ausencias al trabajo/escuela y añaden que puede tener efectos adversos.
Finalmente, creen que es necesario dejar de dispensar fármacos que se consideren innecesarios, "en lugar de desfinanciarse".
    En el informe que ha publicado la FADSP hacen un llamamiento a los políticos y piden ampliar la capacidad de gestión de la prescripción para controlar el gasto farmacéutico y creen que existe "muy poca voluntad política".
   La deuda farmacéutica asciende a 18.560 millones de euros
   El Gobierno quiere que, con esta medida, se intente pagar la deuda sanitaria de las comunidades autónomas, que según la FADSP es de 18.560 millones de euros. Esta cifra proviene de la deuda reconocida de 13.530 millones de euros, más 4.100 millones de deuda "no visible", que corresponden a conciertos con hospitales privados o servicios externalizados, y finalmente otras 930 millones de euros de intereses por la deuda ya vencida.
   El crecimiento del gasto farmacéutico es el motivo principal de la deuda sanitaria, según la FADSP, y la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SEPAS) añade que España es el segundo consumidos de fármacos del mundo, tras Estados Unidos.
   Según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el número de recetas ha ido incrementando anualmente, lo que ha conllevado que el gasto farmacéutico se disparase. En 2005, se dispensaron 756 millones, que aumentaron a 934 millones en 2009, seguidas por 958 millones. Los últimos datos son de 2011 y cifran las recetas en 973 millones.
    Las previsiones del Ejecutivo de Mariano Rajoy son pasar de recaudar un 6% del gasto farmacéutico a doblar este porcentaje para poder disminuir la deuda actual. Sin embargo la FASPD señala que estos momentos son "muy duros para la gran mayoría de la población", por lo que consideran que estas medidas resultan injustas para los pacientes y que por ello esta no es la mejor solución.

Las alternativas al copago

      Es evidente que el copago no es la solución de nada en términos de salud, así como también es evidente que los recortes en sanidad ni son necesarios ni solucionarán nada macroeconómico, y también resulta palmario que todo este montaje de la pretendida crisis no es nada real ni objetivable, sino el pretexto orquestado por las castas y élites especuladoras mundiales para recortar derechos conquistados de la clase trabajadora, como teatralización y puesta en escena de la verdadera crisis, que no es otra que la del modelo capitalista, aunque lo quieran disimular y remediar cercenando nuestros derechos y libertades.

    Pero aún y así, desde la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública se propone revisar algunas pautas, como por ejemplo la vacuna de la gripe, y dejar de vender fármacos innecesarios

    El copago sanitario ya se ha generalizado en las farmacias y todas las comunidades autónomas, con excepción del País Vasco, donde no se aplicará, y Catalunya, que disfruta de un periodo transitorio hasta agosto.
   Los pacientes comenzarán a pagar un porcentaje mayor al habitual por las recetas de la sanidad pública, una medida que resulta injusta para la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) pues creen que "los pacientes son sufridores, no causantes del problema y el copago es especialmente injusto en esta situación de crisis económica".
Por ello, desde la FADSP proponen una serie de medidas alternativas que ayuden a disminuir la deuda sanitaria y que no afecten a los pacientes. La primera que señalan es una disminución de la prescripción inadecuada, que ha conllevado a que España sea uno de los países con mayor tasa de automedicación con antibióticos y resistencias.
Además, piden la revisión de la vacuna contra la gripe, ya que varios estudios señalan su ineficacia e indican que no detiene su transmisión vírica, las hospitalizaciones, las neumonías, así como no reduce las ausencias al trabajo/escuela y añaden que puede tener efectos adversos.
Finalmente, creen que es necesario dejar de dispensar fármacos que se consideren innecesarios, "en lugar de desfinanciarse".

    En el informe que ha publicado la FADSP hacen un llamamiento a los políticos y piden ampliar la capacidad de gestión de la prescripción para controlar el gasto farmacéutico y creen que existe "muy poca voluntad política".

   La deuda farmacéutica asciende a 18.560 millones de euros
   El Gobierno quiere que, con esta medida, se intente pagar la deuda sanitaria de las comunidades autónomas, que según la FADSP es de 18.560 millones de euros. Esta cifra proviene de la deuda reconocida de 13.530 millones de euros, más 4.100 millones de deuda "no visible", que corresponden a conciertos con hospitales privados o servicios externalizados, y finalmente otras 930 millones de euros de intereses por la deuda ya vencida.
   El crecimiento del gasto farmacéutico es el motivo principal de la deuda sanitaria, según la FADSP, y la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SEPAS) añade que España es el segundo consumidos de fármacos del mundo, tras Estados Unidos.
   Según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, el número de recetas ha ido incrementando anualmente, lo que ha conllevado que el gasto farmacéutico se disparase. En 2005, se dispensaron 756 millones, que aumentaron a 934 millones en 2009, seguidas por 958 millones. Los últimos datos son de 2011 y cifran las recetas en 973 millones.
    Las previsiones del Ejecutivo de Mariano Rajoy son pasar de recaudar un 6% del gasto farmacéutico a doblar este porcentaje para poder disminuir la deuda actual. Sin embargo la FASPD señala que estos momentos son "muy duros para la gran mayoría de la población", por lo que consideran que estas medidas resultan injustas para los pacientes y que por ello esta no es la mejor solución