martes, 11 de enero de 2011

“El problema de la mujer, siempre ha sido un problema de hombres”.

   Con esta frase queremos recordar que el pasado 8 de enero se cumplió el 103º aniversario del nacimiento de su autora, Simone de Beauvoir, pensadora y novelista francesa, representante del movimiento existencialista ateo y marxista, y figura importante en la reivindicación de los derechos de la mujer.
   Esta novelista francesa existencialista y feminista ejerció hasta 1943 como profesora de filosofía, aunque ya previamente, y tras conocer a Jean Paul Sartre en la Sorbona en 1929, se unió estrechamente al filósofo y se incorporó activamente a su círculo intelectual.
   Al hablar de Simone de Beauvoir estamos hablando de una mujer memorable, una de las figuras intelectuales francesa más importantes y comprometidas de mediados del siglo XX, cuya aportación al feminismo ha sido muy significativa.
   Aunque se suele inscribir la obra de Simone de Beauvoir exclusivamente en la evolución del feminismo, no podemos correr el riesgo de olvidar sus reflexiones sobre la creación literaria, sobre el desarrollo de la izquierda antes y después de la Segunda Guerra Mundial, sobre el dolor y la percepción del yo, sobre los linderos del psicoanálisis y, por supuesto, sobre las premisas profundas del existencialismo.
   La teoría principal que sostiene Beauvoir en materia de feminismo es que "la mujer", o más exactamente lo que entendíamos por "mujer" (coqueta, frívola, caprichosa, salvaje o sumisa, obediente, cariñosa, etc.) es un producto cultural que se construyó artificial y socialmente. La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo: como madre, esposa, hija, hermana... Así pues, decía Beauvoir, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios, ya que muchas de las características que presentan las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y socializadas. La frase que resume esta teoría es muy célebre: "No se nace mujer, se llega a serlo".
   Beauvoir afirmó que la mujer, al ser excluida de los procesos de producción y confinada al hogar y a las funciones reproductivas, perdía todos los vínculos sociales y con ellos la posibilidad de ser libre. Así, supo analizar la situación de género desde la visión de la biología, el psicoanálisis y el marxismo; destruyó los mitos femeninos, e incitó a buscar una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha para la emancipación de la mujer era distinta y paralela a la lucha de clases, y que el principal problema que debía afrontar el "sexo débil" no era ideológico sino económico...
  Añadiendo, humildemente, por nuestra parte, que también lo económico es ideológico, sólo queremos que esta breve reseña sirva como homenaje y agradecimiento a esta mujer, por el trabajo realizado en todos los campos en los que ella supo adentrarse, para así enseñarnos a las generaciones futuras tanto de mujeres como de hombres cuáles y cómo deberían ser los pilares sobre los que asentar la convivencia humana en igualdad.
   Otra cosa muy diferente es que lo estemos aprendiendo...y consiguiendo...

1 comentario:

Juan Carlos dijo...

¡¡¡Chapeau Maestro!!!
Y qué cierto es lo grande que ha sido el pensamiento, y la literatura de Simone de Beauvoir. Recomiendo encarecidamente la lectura de "La mujer rota", dos de sus tres relatos son impresionantes para entender conceptos tan olvidados como: dignidad, coherencia, ideología, sentimiento, decepción...
Por cierto ¿Cómo carajo cambio el nombre que aparece en mis comentarios? Zana, ¡¡¡quiero que salga Zana!!!