miércoles, 12 de enero de 2011

Al año, Haití nos sigue necesitando

  Hoy hace un año de la catástrofe sufrida por Haití...y por ello, hoy, tan sólo se nos ocurre el comentar parcialmente el relato que Susana Hidalgo (*) nos retrata...
  Cuando hace un año las noticias que llegaban de Haití hablaban sólo de muerte, la imagen de un niño eufórico, haciendo una cruz con sus brazos, en medio de una nube de bomberos y de vecinos aplaudiendo, dio la vuelta al mundo. El pequeño, Kiki Joachim, fue rescatado junto a su hermana Sabrina después de pasar nueve días sepultados en vida bajo los escombros. Sin comida ni bebida. El rescate duró más de seis horas y en él participaron bomberos estadounidenses, pues Médicos sin Fronteras y la Brigada Médica Humanitaria Cubana se hallaban tratando de desescombrar personas enterradas en otros lugares....
  El niño y su sonrisa se convirtieron en un icono de la supervivencia..."Mucha gente prometió cosas, pero no nos dieron nada", dice el padre.
  Un año después, seguir la pista de Kiki y de su hermana Sabrina no es tarea fácil. Su casa se destruyó por el terremoto y su familia, como otras muchas, tuvo que emigrar fuera de la capital. Su nueva casa, en Jacmel (en el sureste), está a casi tres horas de Puerto Príncipe.
  El pequeño Kiki vive en una choza hacinado con otras seis personas, y ya no queda rastro de la sonrisa que le cruzó la cara en el momento del rescate. De fondo suenan cánticos de ritos vudú y el chaval corretea con sus amigos en un entorno lleno de vegetación y por el que deambulan gallos y cerdos. Cuando el niño, de 8 años, se incorpora a la conversación, encadena un monosílabo detrás de otro: "¿Te acuerdas del terremoto?". "Oui". "¿Y del rescate?". "Oui". "¿Y de los bomberos?". "Oui", contesta el niño con congoja.
  Aunque Kiki va al colegio (tiene que caminar todos los días dos horas de ida y dos de vuelta para llegar), no podrá hacerlo por mucho tiempo. "No hay dinero para pagar la escuela", sentencia Audinel, su padre. "Mi hijo fue el símbolo del terremoto, pero no ha servido de nada. Mucha gente prometió cosas, pero no nos han dado nada", continúa explicando. Él y su esposa, Gracia, perdieron a dos de sus cinco hijos en el terremoto.
  En el momento del rescate, Kiki y Sabrina salieron bien, el niño sólo lloró cuando una enfermera le pinchó para ponerle el suero fisiológico. Recién montados en la ambulancia, alguien gritó: "¡El padre, el padre!", y fue entonces cuando apareció Audinel, conmocionado, preguntado por sus hijos y sin apenas poder caminar.
"Los niños tienen pesadillas, estrés", explica ahora Gracia, la madre. "Pero no tenemos dinero para llevarles al médico", continúa. Kiki se acuerda mucho de su hermano Didi, que también se quedó encerrado con ellos y que murió antes de que pudiera ser rescatado. El crío, mientras trata de olvidar la pesadilla, sueña con trabajar como conductor y tener su propio coche.
  En la fecha del primer aniversario de todo aquello, Sabrina, de 11 años, no tiene ganas de recordar los nueve días que los dos estuvieron bajo tierra, encerrados en la salita donde hacían los deberes. "Fue una buena hermana mayor", dice orgullosa su madre. La niña sólo sonríe cuando se le recuerda que, al ser trasladada al hospital, no soltaba de su mano una muñeca que la acompañó durante todos los días del cautiverio. "Tenía la muñeca, pero un gato le comió el otro día la cabeza", cuenta en dialecto creol. Al rememorarlo, ella y sus hermanos, por fin, recuperan por un momento la infancia y se parten de la risa...
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(*).- Fuente.- Diario Público
Nota.- Para aquellas personas que deseen enviar donativos a instituciones concretas de Haití, os facilitamos la dirección bancaria de un Orfelinato de Puerto Príncipe, que acoge a niños huérfanos del terremoto, y que se encuentra muy necesitado de recursos.
             Fondation Orphelinat Manasse
                      US-SOGEBANK
       Cuenta Corriente.- 1-1600-0118
          Swift.- SOGHHTPPXXX
            Port-au-Prince,  HAITÍ

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