martes, 15 de octubre de 2013

Las excusas de la contaminación, La Robla versus España...

         En estos días, en los que se cuestiona la Sentencia por la que se prohibe a la Cementera Tudela-Vequin de La Robla el proceso de quema de resíduos, por el alto riesgo que sus emisiones pueden suponer para la salud de los vecinos de este municipio, viene a colación la calificación que la UE hace del problema de la contaminación en España.
        Al igual que la Cementera de La Robla ha intentado convencer al ayuntamiento y a la población roblana de que las emisiones no son tan nocivas, y de que, en caso de prohibir esta actividad, la empresa tendrá que cerrar y despedir a trabajadores, de la misma forma, ante la acusación de que España es el octavo pais que más contamina en Europa, el Gobierno aduce que el aumento de población y el boom económico de los últimos diez años dificulta sobremanera el cumplimiento de las obligaciones ambientales -como los topes de emisión de contaminantes al aire para proteger la salud- fijados por la UE. 
       Así lo establece el segundo Plan Nacional para cumplir la directiva sobre contaminación que el Ministerio de Medio Ambiente ha enviado a las autonomías. Aunque el ministerio señala que tendrá que cumplir los límites para 2010, pedirá repartos menos estrictos en futuras negociaciones.

        En octubre de 2001, la UE aprobó la Directiva sobre Techos Nacionales de Emisión de Contaminantes Atmosféricos. El texto, arduo y farragoso, pasó desapercibido entonces, pero su importancia es enorme, al fijar para cada país límites de contaminantes nocivos para la salud como el amoníaco, los óxidos de nitrógeno, el dióxido de azufre o los compuestos orgánicos volátiles. Muchos de estos compuestos se producen en el transporte y en la generación eléctrica (por la quema de carbón, gas o petróleo) y otros en la industria química.

     Los límites eran obligatorios en 2010 y, cuando quedan poco más de dos años para ver el cumplimiento, el Gobierno ha enviado a las comunidades su segundo plan para cumplirlo. La situación es que "con las medidas en curso España cumpliría holgadamente el techo de dióxido de azufre y muy probablemente el de amoníaco. En cuanto a óxidos de nitrógeno y compuestos volátiles el nivel de emisiones superaría el techo" pese a haber mejorado la tendencia.

      El Gobierno justifica los malos datos (en óxidos de nitrógeno la contaminación aumenta en vez de disminuir) en que "el periodo de cumplimiento de reducción de emisiones está coincidiendo con un ciclo de un continuado e intenso crecimiento económico y social [...] acompañado de un incremento muy significativo de la población". Para reducir los óxidos de nitrógeno es fundamental controlar el consumo de gasolina y la producción de electricidad con carbón o gas.

       El secretario general para la Prevención de la Contaminación y del Cambio Climático, Arturo Gonzalo Aizpiri, afirma que los argumentos no implican que España vaya a incumplir los límites, que son una obligación legal, sino que pone sobre la mesa la dificultad de cumplirlo. "El crecimiento demográfico estos años en España no tiene comparación y cuando se negociaron los techos para cada país no se podía predecir", afirma.

     El límite se pactó calculando que el Producto Interior Bruto crecería un 67% entre 1990 y 2010 y de seguir el ritmo actual llegará al 58%. La población prevista en 2010 era de 40,57 millones de habitantes y ya va por 44,11. Además, algunas tecnologías previstas para reducir las emisiones no han funcionado tanto como se preveía, según Medio Ambiente. Aizpiri afirma que "España cumplirá sus compromisos" con "medidas adicionales" como la Ley de Calidad del Aire ahora en trámite pero que en futuras negociaciones en la UE exigirá techos de contaminación más altos. Y esto vale para el dióxido de carbono causante del cambio climático.

       Los argumentos de España son similares a los que utiliza China en los foros internacionales para negociar sobre la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. "China tiene otras circunstancias, pero al igual que España exige equidad y que se tengan en cuenta las emisiones per cápita. Somos la octava economía del mundo y el 23 emisor de gases de efecto invernadero per cápita, pero somos el que más nos alejamos de Kioto". La respuesta que suele recibir China es que tiene que crecer sin repetir los errores de los países desarrollados

                                    (Fuente.- Rafael Mendez / El País)

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