lunes, 6 de junio de 2011

Miscelánea Postelectoral (y 2)

       Mas allá de las traiciones del PSOE a su programa socialista en su intolerable gestión socioeconómica ante la crisis, el viraje que está tomando el voto en algunos lugares puede tener otra explicación más doméstica. Miremos el caso de la montaña leonesa (donde hasta en La Robla, por primera vez ha ganado el PP), comarca que como lugar geoestratégico era el semillero del voto socialista y de izquierdas de esta provincia, y casi de la comunidad entera. Y mirémoslo ahora.
    Puede ser que, al igual que la vecina Asturias, tanto en ésta como en León ya no hay industria, ni hay minería (comparativamente con lo que hubo) y en su lugar han quedado centenares de familias de jubilados, prejubilados, gentes que a duras penas se han adaptado a su nueva vida pero que, ahí está la clave, han resultado financiadas y subvencionadas como clases pasivas forzosas o voluntarias,  viviendo una fortísima fuga de población jóven y perdiendo así el característico perfil reivindicativo y de clase trabajadora que siempre caracterizó a la minería y a la industria.
    Si las regiones y ciudades que no palpitaron con la revolución industrial, y con su posterior proceso de industrialización, son hoy las claramente conservadoras como expresión de ese feudalismo ibérico de cuño tradicional, por la misma razón parece que aquellas zonas que fueron antaño mineras o industriales y que ahora han dejado de serlo, están viviendo un retorno hacia el aburguesamiento más conservador y reaccionario. 

    La satanización y persecución que se ha dispensado a Bildu no ha podido ser más beneficiosa para ésta, y más contraproducente para los que creen que detrás de Bildu está ETA, al menos a la vista del resultado obtenido en las urnas por esta formación. Y parece lógico que así haya sido, cuando  durante meses se han estado esgrimiendo argumentos torticeros para mutilar la voluntad popular.
    En cualquier caso, el insistir en que Bildu vuelva a condenar el terrorismo (cosa que ya ha hecho) como una permanente “prueba del algodón”, contrasta con la ausencia de actitudes similares para con militantes y altos cargos del PP, como por ejemplo ocurre con la implícita condonación que se le ha concedido a Fraga Iribarne (presidente del PP), ministro que fue de un dictador que  (en la época en la que Fraga era ministro) aún firmaba fusilamientos por razones políticas...¿Es que acaso, para concurrir a las elecciones democráticas se le ha exigido al PP que condene reiteradamente al franquismo, como ideología fascista y promotora de un auténtico genocidio reconocido por todos los historiadores nacionales e internacionales?

    En IU se esperaba que los indignados e indignadas se identificaran con sus postulados políticos, y que así el día 22M pudieran apoyar a esta formación. No ha sido así, o al menos no ha sido así mayoritariamente, y las causas bien pueden atribuirse a la escasa capacidad de comunicación con la sociedad que IU ha venido demostrando en los últimos meses, o al efecto "invisualizador de IU" que tan bién ha jugado el PSOE, amén de algunas incoherencias que el interno de la propia organización ha exhibido en algunas organizaciones regionales, provinciales o locales. Quizá los más optimistas de IU tampoco han entendido que con el 15M estamos ante los prolegómenos de un cambio social, cambio que arranca en Seatle, pasa por Porto Alegre, se reorganiza en torno a Bolonia, y se precipita e internacionaliza con la gestión que de la crisis múltiple están haciendo los gobiernos de toda Europa, y de su paralelismo con los movimientos actuales en el norte de África. 
     No podemos olvidar que los cambios sociales son más lentos de lo que entendemos, y que es muy posible que en un  futuro no muy lejano los indignados comprendan, al fín, que "fuera" de las reglas del juego "hace mucho frío", por lo que más valdría que se organizasen "en" el cambio y "para" el cambio o, de lo contrario, toda esa fuerza y entusiasmo sólo aventará corrientes de reacción antidemocráticas y totalitarias, como así lo augura la existencia de hipótesis agoreras de quien asegura que detrás del 15M está la mano de Mario Conde o de Rubalcaba.

    Quien esto escribe, simpatizante, militante e incuestionablemente alineado hoy por hoy con el M15M, no puede sino expresar preocupación por el futuro a corto plazo de este movimiento que, cual tierna criatura llamada a protagonizar sonadas empresas y reescribir nuevos capítulos de nuestra historia, aún resulta demasiado vulnerable ante las tretas de los carroñeros del establishment.

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