La actual epidemia que está afectando ya a más de dos mil europeos (especialmente alemanes), provocada por una nueva cepa mutada de la Escherichia Coli y que ya ha causado más de veinte muertes, nos lleva a investigar e indagar en las posibles causas de dicha situación y en los orígenes de esa mutación, llegando a concluir que quizá no se esté siendo transparente ante la opinión pública, una vez más, en materia de salud pública, esgrimiendo una verdadera tendencia a la ocultación de datos y evidencias científicas y epidemiológicas.
Tal y como Concepción Cruz afirma, la realidad es que el paso de cepas de los animales a los humanos y los cambios en dichos reservorios se está produciendo con mayor intensidad en las últimas décadas, coincidiendo con la expansión de las grandes explotaciones agropecuarias. El reciente caso de la epidemia por la nueva variante de gripe A, que se originó en una de las mayores granjas porcinas del mundo (Granjas Carroll de México, perteneciente al grupo estadounidense Smithfield), es el ejemplo más paradigmático, pero existen otros recientes como la alerta sanitaria provocada por los casos de gripe aviar en humanos (de alta letalidad), debido al “paso” de virus gripales propios de las aves a los humanos.
Por tanto, volvemos al “quid” de la cuestión, que es saber cuáles han sido las verdaderas causas de la aparición y difusión de esta nueva epidemia. Comprender este proceso pasa por investigar suficientemente todas las posibles fuentes de infección. Más que las verduras (en ellas es imposible que mute el germen), deberemos indagar en las carnes (los productos cárnicos de vacuno es la fuente más frecuente de infección por E. Coli enterohemorrágica), en el ganado y en las explotaciones pecuarias de procedencia de dichas carnes, y continuar en todo el largo proceso de la cadena de producción (con su componente humano) y distribución. ¿De verdad que esto se está haciendo así? Y si es así, ¿realmente no se sabe nada de todos estos resultados posibles? ¿O será que otra vez se nos vuelve a ocultar información esencial?
Debemos recordar que la “avanzada” y “civilizada” Unión Europea ha sido testigo de otros episodios similares relacionados con la salud animal y humana. Después de las “vacas locas” y la “contaminación por dioxina de los pollos belgas” de hace más de una década, han sido continuas las alertas sanitarias por intoxicación de animales y personas. Tenemos reciente el flagrante escándalo de una nueva contaminación por dioxina producida por la empresa alemana Harles & Jentzsch, fabricante de piensos para grandes explotaciones aviarias y porcinas de la región. A lo escandaloso del hecho en sí, se añadió su conciente ocultación, como parece que está ocurriendo ahora, por parte de las autoridades alemanas. Ya entonces, se continuó con las exportaciones de huevos y otros derivados sin garantías de su inocuidad. Y estos son únicamente los ejemplos más significativos de brotes epidémicos que se han originado, debido y potenciado por las prácticas antinaturales de hacinamiento animal, de tratamientos continuados con antibióticos, y de fabricación insana de piensos, que facilitan las mutaciones víricas y bacterianas. Esto se ha producido en el mismo corazón de los principales estados europeos y, ni que decir tiene, se produce a nivel mundial controlado por las grandes trasnacionales del sector. Sin olvidar que a estos peligros de abuso de productos químicos se añade la manipulación genética para la industria de transgénicos: curiosamente, la E. coli es muy utilizada para la fabricación de hormonas transgénicas de crecimiento bovino.
Ahora, igual que antes, subscribimos lo que entonces decíamos con el escándalo de intoxicación por dioxinas en los piensos alemanes: “Existe un denominador común en todos estos problemas señalados, la creciente avidez por obtener rápidos beneficios es una máxima del capitalismo que está por encima de la salud de las personas. Luchar y denunciar de forma sistemática la base socioeconómica en la que se sustenta este sistema, que solo genera destrucción de la naturaleza y de los seres vivos, debe ir acompañada de las propuestas sociales y ecológicas que desde distintos ámbitos locales y globales emergen de las clases campesinas y oprimidas tanto de los países más empobrecidos como de los países enriquecidos de nuestro entorno”.
Tal y como Concepción Cruz afirma, la realidad es que el paso de cepas de los animales a los humanos y los cambios en dichos reservorios se está produciendo con mayor intensidad en las últimas décadas, coincidiendo con la expansión de las grandes explotaciones agropecuarias. El reciente caso de la epidemia por la nueva variante de gripe A, que se originó en una de las mayores granjas porcinas del mundo (Granjas Carroll de México, perteneciente al grupo estadounidense Smithfield), es el ejemplo más paradigmático, pero existen otros recientes como la alerta sanitaria provocada por los casos de gripe aviar en humanos (de alta letalidad), debido al “paso” de virus gripales propios de las aves a los humanos.
Por tanto, volvemos al “quid” de la cuestión, que es saber cuáles han sido las verdaderas causas de la aparición y difusión de esta nueva epidemia. Comprender este proceso pasa por investigar suficientemente todas las posibles fuentes de infección. Más que las verduras (en ellas es imposible que mute el germen), deberemos indagar en las carnes (los productos cárnicos de vacuno es la fuente más frecuente de infección por E. Coli enterohemorrágica), en el ganado y en las explotaciones pecuarias de procedencia de dichas carnes, y continuar en todo el largo proceso de la cadena de producción (con su componente humano) y distribución. ¿De verdad que esto se está haciendo así? Y si es así, ¿realmente no se sabe nada de todos estos resultados posibles? ¿O será que otra vez se nos vuelve a ocultar información esencial?
Debemos recordar que la “avanzada” y “civilizada” Unión Europea ha sido testigo de otros episodios similares relacionados con la salud animal y humana. Después de las “vacas locas” y la “contaminación por dioxina de los pollos belgas” de hace más de una década, han sido continuas las alertas sanitarias por intoxicación de animales y personas. Tenemos reciente el flagrante escándalo de una nueva contaminación por dioxina producida por la empresa alemana Harles & Jentzsch, fabricante de piensos para grandes explotaciones aviarias y porcinas de la región. A lo escandaloso del hecho en sí, se añadió su conciente ocultación, como parece que está ocurriendo ahora, por parte de las autoridades alemanas. Ya entonces, se continuó con las exportaciones de huevos y otros derivados sin garantías de su inocuidad. Y estos son únicamente los ejemplos más significativos de brotes epidémicos que se han originado, debido y potenciado por las prácticas antinaturales de hacinamiento animal, de tratamientos continuados con antibióticos, y de fabricación insana de piensos, que facilitan las mutaciones víricas y bacterianas. Esto se ha producido en el mismo corazón de los principales estados europeos y, ni que decir tiene, se produce a nivel mundial controlado por las grandes trasnacionales del sector. Sin olvidar que a estos peligros de abuso de productos químicos se añade la manipulación genética para la industria de transgénicos: curiosamente, la E. coli es muy utilizada para la fabricación de hormonas transgénicas de crecimiento bovino.
Ahora, igual que antes, subscribimos lo que entonces decíamos con el escándalo de intoxicación por dioxinas en los piensos alemanes: “Existe un denominador común en todos estos problemas señalados, la creciente avidez por obtener rápidos beneficios es una máxima del capitalismo que está por encima de la salud de las personas. Luchar y denunciar de forma sistemática la base socioeconómica en la que se sustenta este sistema, que solo genera destrucción de la naturaleza y de los seres vivos, debe ir acompañada de las propuestas sociales y ecológicas que desde distintos ámbitos locales y globales emergen de las clases campesinas y oprimidas tanto de los países más empobrecidos como de los países enriquecidos de nuestro entorno”.
(Fuente.- Extracto de artículo de Concepción Cruz.)
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