jueves, 27 de octubre de 2011

Perdón, pero León duele...

    Dicen que la ciudad de León posee cuatro cosas incomparables...La catedral, San Isidoro, el clima...y el tapeo...Y este humilde bloggero apoya esa valoración.
   Pero...¿nada más distingue a León?...O sea, ¿nada de su bagaje históricocultural, de su arquitectura urbana romana y prerrománica, de su lugar geopolítico para enarbolar su papel en la configuración del naciente Estado?,...y lo que es más importante...¿nada de su travesía por la historia moderna y por las sucesivas revoluciones sociales y culturales que transmitieron cierto espíritu jacobino a otras regiones españolas?.
   Entonces, ¿cuáles habrán sido los siniestros intereses “internos”, que clavaron de tal manera a León en su papel impávido y ancestral, como para ahora haberse convertido en una ciudad casi marginal?... 
   Uno percibe que ésta es una ciudad en la que no parece que exista clase trabajadora, o que los pocos que hay no se sienten tales. En el sentir de todos los vecinos parece que aún fluyese, hegemónico, el estigma genético por el tan estéril como trasnochado orgullo de un viejo reino.  Es posible que el carácter pequeño-comercial del medievo esté aquí, aún sin superar, y que Sánchez Albornoz tuviese razón. Aquí, la clase trabajadora se avergüenza de serlo, y la clase empresarial tiene esos rasgos un tanto funcionariales que, debido a la hipertrofia de su statu-quo, le conducen a no arriesgar nada de su patrimonio salvo para poner sus ganancias a plazo fijo, o a buen recaudo en algún lugar inaccesible para el común del vecindario.
   Esta es una ciudad que transpira burguesía, clasismo y clericalismo a manos llenas...y hay quien, incluso, la compara con la meapilas Vetusta de Alas “Clarín”...
   Esta es una ciudad engreída y prepotente que, cautiva y presa de su pasado histórico, desprecia el presente y mira de soslayo al futuro.
   Esta es una ciudad que ha elevado a la sublime categoría de “representantes políticos” a sus más mediocres y grises caciques, y que se ha dejado embaucar por los "listillos" que han sabido llegar al poder vendiendo un discurso de envidia y de rencor hacia su entorno (El Bierzo, Castilla, y Valladolid especialmente), y todo ello aderezado con el disfraz torpe y burdo del discurso identitario, discurso que se difunde y propaga llegando incluso a contaminar al resto de los partidos políticos locales, aunque estos proclamen su consideración ecuménica y universalista. Aún nadie se ha atrevido a desenmascarar que, en León, detrás de ese discurso identitario no existe sino una alianza de clase dominante y empoderada. No me pidan nombres.
   Esta es una ciudad que rezuma bilis, una ciudad anciana, vieja más que antigua, una ciudad poblada mayoritariamente por viejos cansados y distraídos, con sus céntricas calles parasitadas de “husmias” rentistas ó heredados de pequeños servicios; una ciudad preñada de “criticones de acera” que se escandalizan de todo aquello que consiguen los otros; una ciudad sin "reprisse" para enfrentarse a los nuevos retos; una ciudad en la que nunca ha calado el espíritu de la revolución industrial, y mucho menos el de la francesa...una ciudad en la que su actividad lúdica y pasatiempo habitual consiste en integrarse en algún Club Social (tal ghetos privados) como si de una majada de almidonados “alféreces provisionales” de zarzuela se tratase . Y si alguno de ellos se siente orgulloso de ser “cazurros” (en sentido cultural), yo lamento percibir que muchos de ellos parecen más bien unos "mansos cabestros" guiados por la inanición, la inequidad y la mediocridad de sus interesados líderes.
   Me convenzo de que la sociedad leonesa debería saber asumir su propio protagonismo, sin que tenga que venir nadie de fuera a decirles cómo se deben hacer las cosas. Con foráneos como Morano o Zapatero ya tienen bastante...En la memoria nos queda el papel que debieron jugar, y no lo hicieron, los Martín Villa en la defensa de la autonomía de León, ó los Becker, Carrasco, Silván...etc...con su fatua presencia en el gobierno regional de la tan “malnacida” Junta de Castilla y León...
   Parecería que esta ciudad necesitase un profundo cambio en su idiosincrasia y temperamento colectivos, a fín de incorporarse a la autopista de la adecuación a los tiempos, y, sin embargo y lamentablemente, no creo que ese deseable cambio vaya a ocurrir, sino que más bien parece que esta ciudad muere día a día...y así, los jóvenes huyen ó escapan fuera, los emprendedores emigran a otras latitudes, los más reivindicativos callan a fuer de sentirse extraños, los diferentes son señalados con el dedo, y aquí sólo quedan los jubilados, los empleados de servicios, los pequeños (algunos, ruines) empresarios, los mequetrefes provincianos, los caudillitos de tropas de andar por casa, y toda esa corte celestial agrupada en torno a unas organizaciones ó cofradías que, compuestas por papones insulsos y arrítmicos, nos dibujan el triste y caótico destino que les espera.
   Esta es una ciudad plañidera, cuyas "peculiaridades" sólo se comprenden cuando se compara con otras...Aquí sólo se practica el lloriquear, el quejarse, y el insultar de reojo al vecino, atribuyendo sus propias incapacidades a la culpa de terceros; aquí no hay espíritu de cambio...aquí sólo hay un espíritu de conformismo sepulcral que se asemeja a la visión de las catacumbas catedralicias. La púrpura de los “mandamases” de esta ciudad está muy cerquita, siempre “a la derecha” del padre, de los más recalcitrantes y reprimidos vasallos de la Inquisición, todo ello bajo un hedor de rancio incienso que recuerda el de las viejas y raídas sotanas...
    Esta ciudad, en fín, de significativo, honorable y heroico pasado, continúa pavoneándose en su lúgubre aspiración a ser una "ciudad-jardín", y es hoy una de las ciudades mas muertas de España. 
   Con su drama, en el León otrora "rampante" y hoy más pendiente del retrovisor que del camino a recorrer, el futuro huele a tanatorio.  

7 comentarios:

Juan Carlos dijo...

Nunca, nadie, ha dicho de León tantas y tan claras verdades. No es vergüenza lo que siento, porque yo he intentado que las cosas no fuesen así, es asco, asco de la envidia, de lo burguesitos que nos creemos (sin siquiera serlo), de lo cainitas que somos, de nuestra falta de memoria, de lo desagradecidos que somos.
Gracias por ponernos ante el espejo, ese espejo que reclamaba M. Twain: "dale un espejo para que se vea como los demás la ven"

licenciadoluis dijo...

somos asi de León y si no te gusta como somos... intenta cambiarlo.
Veras que es casi imposible, pero solo el intento cuenta.
La otra solución es emigrar y volver atomar vinos de vez en cuando

Alberto del Pozo dijo...

Zana...Gracias por tus palabras y por tu comprensión.
Para nada pretendo ofender a las gentes sanas y humildes de León, que son legión...Tan sólo he pretendido, humildemente, situar el análisis en un contexto en el que a partir del conocimiento del perfil de esta sociedad, y de la necesaria autocrítica, podamos luchar contra los verdaderos adversarios y responsables de la actual situación...y que son perfectamente identificables...¡¡Tiene que haber lugar y tiempo para la esperanza!!

Anónimo dijo...

No ofendes Alberto, solamente se pueden sentir ofendidas las personas que se miran al ombligo y no ven como año tras año León se muere, de pena y de dolor. Viendo como los jóvenes emigran y sabiendo que ese viaje es de no retorno. Es una lástima pero hace tiempo que a las gentes de León las cautivaron "malas gentes”, gentes avariciosas, empresarios de corto recorrido, casposos, egoístas, ...…
El futuro pasa por elegir a personas verdaderamente comprometidas con las reivindicaciones de las gentes, y no a los que se han ido alternando el poder desde hace más de 30 años.
Gracias Alberto por tus palabras.

Salud y república.
AM

Anónimo dijo...

hay gente que no duerme por las noches y nos golpea con sus diatribas, también pugnan en León por crecer árboles en medio del asfalto, florecillas en algún muro de convento, criaturas de escasos años jugando a cambiar el mundo, anónimas personas cambiando un poquito allí por dónde pasan y "juventud" desafiando calles y plazas,historias a veces dormidas esperando quién las urda.

Alberto del Pozo dijo...

Claro, amigo AM...
Estos son los que desafían al destino, trabajan por un mundo mejor y reman a favor de ello; estos son nuestra esperanza, ó mejor,la de ellos...
Son las humildes gentes, tan sencillas, honradas e inteligentes como imprescindibles...
Perdón,...pero yo me bajo en la próxima y me uno a ellos...

traviesa dijo...

El clasismo es algo muy de León, aunque la mayoría son un quiero y no puedo. Pero no todos somos así.