sábado, 15 de octubre de 2011

Porqué una sanidad laica

     Ha sido mucha, y de larga duración, la influencia del cristianismo en los avances científicos y en la investigación y divulgación de la ciencia entre el pueblo llano…
     Desde que Averroes nos legó la cosmovisión precristiana de Aristóteles, y la apertura de muchos de los filósofos posteriores a ese precursor del racionalismo naturalista, hasta la fecha la Iglesia ha sabido leer y percibir los hitos de la evolución científica, aunque para mantener su hegemonía ontológica la tuviera que negar, secuestrar y encerrar en las oscuras y húmedas bibliotecas de los monasterios desde la Edad Media hasta nuestros días.
     El saber estaba en poder de unos pocos, y mayoritariamente estos pocos eran barbudos con tonsura e iban ataviados con hábito o sotana. El secuestro del saber, y su utilización para perpetuar esa hegemonía, obligaba a la Iglesia a negar cualquier evidencia científica cuando no a conducir a la hoguera a sus postulantes supuestamente anatemas, brujas ó herejes. La vida de Galileo y de otros muchos científicos de la época (y muy posteriores), así como las hazañas de la Inquisición, nos confirman estos incuestionables hechos.
    No podemos olvidar que hasta hace unas pocas décadas, y tal y como ocurrió con la teoría de Darwin, los avances en materia de ADN para descifrar la incógnita del eslabón perdido y la identidad de los primeros primates prehomínidos, fueron enérgicamente rechazados por la jerarquía de la Iglesia…y estamos hablando de mediados del siglo XX… Así, el 25 de abril de 1953, la revista Nature publicaba un articulo de los investigadores Watson & Crick revelando definitivamente la estructura molecular de los ácidos nucleicos, mientras la Iglesia ninguneaba estos hallazgos... Y no hace muchas fechas, el cardenal mejicano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Salud (equivalente al Ministro de Sanidad del Vaticano), aseguraba que en el ADN "podemos encontrar la Santísima Trinidad", porque se trata de un ácido basado en la "complementariedad mutua"... Y en su reflexión de corte filosófico y teológico, este cardenal recordaba que el sistema de doble hélice del genoma "supone una oposición no excluyente de dos términos" que, sin embargo, se complementan como en la Santísima Trinidad. (¿?)
 
     Aún hoy, la Iglesia sigue manteniendo su resistencia al reconocimiento de los avances que puedan erosionar su credibilidad y hegemonía como corriente religiosa, y ha condenado la interpretación y lectura paleontoantropológica de Lucy, el esqueleto de un homínido hembra australopitecus de 3,2 millones de años de antigüedad y descubierto por Johanson el 24 de noviembre de 1974 en Etiopía, y al que la comunidad científica le considera la madre de nuestra especie.

      En la actualidad, la influencia de la iglesia en la sanidad se comprueba al abordar la resistencia de los sectores más conservadores y retrógrados de su jerarquía ante materias como la interrupción del embarazo, la planificacion familiar, el uso de anticonceptivos, la utilización de condones, la prevención del VIH, los cuidados paliativos para terminales, el derecho a una muerte digna, etc…y resulta inadmisible que ideas de esta naturaleza obstaculicen hoy el libre avance científico en la búsqueda de una mayor calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas, al menos, mientras éstos disfruten de su vida terrenal en este reino que, de momento, es el único que conocemos.
 
   Dicen los creyentes cristianos que su dios está en todas partes. Dios no sabemos, pero la Iglesia católica si parece estarlo, y más aún en nuestro país, infiltrado en las instituciones públicas, y viviendo de los beneficios que le han otorgado los gobiernos españoles, tanto del PP (desde el franquismo) como del PSOE (desde Felipe Gonzalez), así como de los favores fiscales concedidos por éstos mismos que, simultáneamente, potencian su presencia y penetración cada día mayor en la enseñanza y sanidad públicas.
   Es por esto que, desde el máximo respeto hacia las personas que íntimamente profesan la fé católica (u otras), algunos exigimos la necesidad de contar con una sanidad pública aconfesional y con unos servicios sanitarios públicos desprovistos de cualquier simbología ó condicionantes religiosos. 
Como se diría en sánscrito...¡¡Amén!!

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