sábado, 24 de septiembre de 2011

Aquellos estudiantes y aquellos profesores...yo estuve allí.

       Corría el curso 1974-75, y las algaradas estudiantiles, solidariamente coordinadas con movilizaciones de trabajadores de distintos sectores, era un titular habitual de los informativos del momento. Aún vivía Franco, y la situación social, económica y política era delicada y parecía abocada a concluir con el antiguo régimen.
      En la Universidad donde yo cursaba mis estudios, se iba a iniciar un proceso de elección para los órganos de representación de los estudiantes (órganos hasta ese momento copados por el célebre SEU franquista) y el hambre de libertad y participación social que ya por entonces se masticaba, condujo a los estudiantes, en asamblea mayoritariamente participada y consensuada, a que exigieran que en ese proceso electivo también se pudiera elegir al máximo representante del rectorado...el Rector.
     La rotunda negativa de la administración franquista, así como del poder académico formal, produjo no pocas rupturas en las negociaciones, por lo que las huelgas masivamente apoyadas y seguidas por masas de estudiantes y trabajadores aparecieron y abundaron por doquier. La respuesta académica, con expulsiones de alumnos de sus facultades, así como la respuesta policial, con cargas y detenciones sumarísimas de estudiantes a los que, entre otras sanciones, se les situaba ante el TOP, se les anulaba la prórroga del servicio militar y se les enviaba directamente a los cuarteles de Ceuta o Melilla, eran hechos muy frecuentados.
    La crispación fue creciendo, y en una de las aulas donde el rector de entonces impartía sus clases, un puñado de alumnos le arrojó unas docenas de huevos. Y yo estaba allí...El rector era el Dr.del Sol, catedrático de ginecología de la facultad de Valladolid, y conocido como alias el "persianas".
    La respuesta no se hizo esperar...el 8 de febrero de 1975 se cerró la universidad de Valladolid, así como la Complutense, la de Sevilla y la de Málaga, todo ello por orden del ministro de Educación y Universidades de entonces, el Sr. Cruz Martinez Esteruelas, suspendiendo el curso en algunas otras universidades, y posteriormente y quizá a título preventivo, trasladando al rector, Dr. del Sol, a Madrid.
Años después, éste catedrático se suicidaba de un tiro de pistola en la cabeza, al parecer, y según dicen las malas lenguas, por la crisis que le produjo la aprobación de la Ley de Incompatibilidades que le iba a impedir seguir pasando su consulta "privada" en las dependencias "públicas" del Hospital Clínico de Madrid.
    Aquél fue un año, un curso, posiblemente perdido, aquél de 1974-75...
   Pero, y sin embargo, durante ese año, muchos de los profesores universitarios siguieron impartiendo clase a los alumnos en buhardillas, salones de cafés, pequeños teatros, trastiendas de algún almacén e incluso salones parroquiales de parroquias de barrios obreros...en un admirable gesto de solidaridad y colaboración con aquella causa.
    Meses después Franco moría, y se iniciaba una nueva época en España...la transición a la democracia...bueno, ...a esta democracia que poseemos de “esta” manera...
 
    Hoy, 36 años después, está en peligro algo tan importante o aún más que lo de 1975; está en peligro la enseñanza pública, el estado de bienestar, la sanidad pública, los servicios públicos en conjunto, la cultura del pueblo, esa cultura que le debe proporcionar el conocimiento indispensable para ejercer su libertad ...y sin embargo, aún hoy hay quien duda de si las movilizaciones de los maestros y profesores está suficientemente justificada...
     Y no sólo resulta que sí lo está, sino que debería ser la sociedad, dueña de sus servicios públicos, o sea, la sociedad en su conjunto, quien apoyase las movilizaciones de los profesionales de la enseñanza, estos trabajadores y trabajadoras que están siendo duramente vilipendiados y agredidos en su dignidad profesional, tan sólo por una simple, clara, reaccionaria, cínica y descarada razón...la estrategia de las privatizaciones. o lo que es lo mismo, la forma de derivar el dinero público a los bolsillos privados, a costa de la población. Mientras tanto, nos jugamos la enseñanza de hoy, y el saber y la libertad de mañana.
   Ustedes tienen la palabra...y también el silbato, la cacerola y la pancarta.

4 comentarios:

Juan Carlos dijo...

magistral lección...Compañero
Y por añadir, que no enmendar, yo añadiría que también tenemos el voto..el voto es el mejor arma que tenemos y fíjate si no lo utilizaremos bien que "aún" nos dejan votar...
Un saludo Maestro

Anónimo dijo...

Ole papi... se puede decir más alto pero no más claro. El profesorado se está movilizando pq "le tocan" a su alumnado, y no sólo pq pierdan derechos laborales (pues esto último lo llevan sufriendo desde hace años ya).
Besos

- VIR -

Alberto del Pozo dijo...

Es verdad, Zana...que también poseemos el voto, pero esto es algo que la ley "nos concede" cada cuatro años, y yo creo, por el contrario, que la participación directa y real debe ejercitarse día a día...Pero tienes razón, es verdad que dentro de poco podremos expresarnos en las urnas, y ya somos mayorcitos para saber a quién debemos otorgar nuestra confianza, ¿no?. Un abrazo, amigo y compañero.

Alberto del Pozo dijo...

Pues claro, Vir, que desde hace años se están vulnerando los derechos laborales de los profesores/as, maestros/as, médicos/as, enfermeros/as, bomberos, trabajadores sociales, administrativos, etc...aunque eso parece no importarle demasiado a esta sociedad miope, que aún no ha entendido que esos profesionales son las herramientas, los instrumentos y la garantía de su edificio social y de su estado de bienestar.