jueves, 3 de marzo de 2011

Una obligación ética en Salud

     Algunos profesionales de la salud no cejamos en nuestro empeño de denunciar la actual situación a la que nos aboca la Industria Farmaceútica (hoy conocida como BigPharma), la que por otra parte, en otras regiones del mundo, y por razones de rentabilidad y en base a una política de patentes abusiva veta el derecho a la salud a millones de personas, convirtiénose todo ello en un grave problema para la Salud Pública mundial.
    Desde hace años, muchos de nosotros y nosotras venimos expresando nuestra preocupación para promover la ética y la transparencia en nuestras relaciones con la Industria Farmacéutica, y así luchar por una realidad diferente y justa.
    Es verdad que estamos inmersos en una sociedad en la que la salud se está convirtiendo en un producto más de promoción, venta y consumo, y donde el desarrollo de nuevos tratamientos ha permitido medicalizar procesos normales de la vida como la calvicie, la vejez, el embarazo o la menopausia, así como problemas de índole personal y social, ó síntomas y factores de riesgo previos e inconexos para convertirse en una enfermedad, constituyéndose así en lo que llamamos las enfermedades "inventadas" de un modelo de vida "medicalizado"...
    A su vez, la falta de acceso a ciertos medicamentos básicos o esenciales está elevando la mortalidad de los países pobres o en vías de desarrollo, en los que los medicamentos o no existen o son económicamente inasequibles.
   La BigPharma (es decir, las multinacionales de la industria farmacéutica) juega un papel protagonista y determinante en esta situación, y debemos ser enérgicos en su análisis, crítica y mejora. Esta industria es un sector que financia más del 90% de la formación continuada que recibimos los profesionales, llega a invertir el doble de dinero en marketing que en investigación y desarrollo, y tan solo un 5% de su presupuesto de esa investigación lo invierte en los tratamientos para las enfermedades de esos países empobrecidos que por otra parte engloban al 90% de la población mundial enferma, convirtiéndose por todo ello en una de las industrias más rentables del mundo, en niveles parejos con la industria de armas, el narcotráfico ó el tráfico de personas.
   Por todo ésto, muchos de nosotros insistimos en que debemos asumir la importancia de nuestro rol profesional en la sociedad, como garantes y defensores de la salud. Debemos pues concienciamos de la importancia e intereses que rodean nuestra formación, nuestra información y nuestra praxis profesional diaria.
   Tenemos pues el reto, y la obligación moral y ética, de reflexionar sobre el papel de la industria farmacéutica, tanto en nuestro Sistema Sanitario como en la Salud Global, y debemos entrar a un análisis y reflexión compartida y contrastada sobre la realidad médica que está promoviendo la Industria Farmacéutica, ya que consideramos que la lucha por integrar ideas, opiniones y datos, desde diferentes ámbitos del sector sanitario, es el único garante de su correcto desarrollo, convirtiéndose en el vector principal del conocimiento colectivo.
   De ése conocimiento colectivo que precisamente nos muestra la sensación de estar en el camino adecuado para la transformación y transparencia de un sector que, como el sanitario, nace esencialmente destinado a ofrecer respuestas a la sociedad, y eliminar o disminuir el sufrimiento evitable, bien colectivo ó individual, y sin discriminación por razones de edad, sexo, religión, ideología, posición económica, o lugar y país de nacimiento y residencia.

No hay comentarios: