El reciente cierre de la cadena de TV CNN Plus en España no puede ser trivializado ni menospreciado. Todo lo contrario.
No es sólo ya que estemos asistiendo a la sustitución de una cadena informativa más o menos independiente, en favor de esa telebasura que supone su reconversión en un Gran Hermano permanente y durante las 24 horas del día, sino que la desaparición de CNN Plus es la constatación de las intenciones que algunos expresan de bestializar al país, ahondando en la triste realidad de hacer de la sociedad española un gran cortijo de indivíduos acríticos, ignorantes y esencialmente consumidores de lo mediocre y casposo.
Se veía venir.
No es sólo ya que estemos asistiendo a la sustitución de una cadena informativa más o menos independiente, en favor de esa telebasura que supone su reconversión en un Gran Hermano permanente y durante las 24 horas del día, sino que la desaparición de CNN Plus es la constatación de las intenciones que algunos expresan de bestializar al país, ahondando en la triste realidad de hacer de la sociedad española un gran cortijo de indivíduos acríticos, ignorantes y esencialmente consumidores de lo mediocre y casposo.
Se veía venir.
La situación financiera del grupo PRISA, que ante el riesgo de desaparecer pretendió sobrevivir grancias a la inyección financiera de grupos de presión mediática estadounidenses, y de su venta de la mayoría de sus acciones a Liberty Acquisition Holdings, así como la venta del total de la cadena CUATRO y de Digital + a la cadena Telecinco, y el alquiler sine díe de la sede física del edificio de Sogecable al nuevo dueño Flagland Spain, sociedad del fondo WP Carey que ha pagado 80 millones de euros, todo ello debe revelarnos que estamos ante una campaña orquestada de forma global y colectiva por parte de determinados grupos de presión, para acabar con los escasos reductos de información veraz e independiente que quedaban en España, si es que algún día los hubo.
La necesidad que, parece, existe por parte de la corriente neoliberal mundial de eliminar cualquier resistencia de pensamiento crítico por parte de la sociedad española (y mundial en general), se pone de manifiesto en estas maniobras, y en las que en un futuro presenciaremos.
Porque si ya el diario El País venía ofreciéndonos una línea editorial ambígua y confusa respecto a determinados temas del escenario internacional, y especialmente en lo relativo a la actualidad latinoamericana (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay, y cómo no, Cuba), a partir de ahora presenciaremos otra vuelta de tuerca de este periódico hacia posiciones más reaccionarias, conservadoras y alienizantes.
Es lamentable que este tipo de maniobras y atentados a la verdadera independencia y objetividad en la información pasen desapercibidos al gran público, quien verá como normal y sencillo el que una cadena informativa desaparezca por razones económicas. Y no es sólo que unos líderes de la comunicación (por ejemplo, Iñaki Gabilondo, Antonio San José, y otros) se queden sin trabajo, sino lo que ello supone de buque insignia y eslabón en una larga y férrea cadena de aprisionamiento de gargantas y voces independientes.
La CNN que, a juicio de algunos, se había convertido no solo en un referente de la información, sino en una isla de pluralidad ideológica y social, en una herramienta vital para estar informado, en un instrumento esencial para la reflexión propia, desaparecerá sin un triste requien por la información veraz y auténtica.
A este humilde conversador sólo le queda recomendar la lectura diaria del diario Público (hasta ahora, aún más o menos objetivo), y claro, cómo no, la muy aconsejable lectura mensual de Le Monde diplomatique, pues sólo con ellos, y por el momento, podremos entrar a conocer el escenario de la actualidad nacional e internacional, política, cultural y social del mundo, en la seguridad de que conocemos las claves en las que nos desenvolvemos y en las que se nos invita a reflexionar por nosotros mismos.
La necesidad que, parece, existe por parte de la corriente neoliberal mundial de eliminar cualquier resistencia de pensamiento crítico por parte de la sociedad española (y mundial en general), se pone de manifiesto en estas maniobras, y en las que en un futuro presenciaremos.
Porque si ya el diario El País venía ofreciéndonos una línea editorial ambígua y confusa respecto a determinados temas del escenario internacional, y especialmente en lo relativo a la actualidad latinoamericana (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Uruguay, y cómo no, Cuba), a partir de ahora presenciaremos otra vuelta de tuerca de este periódico hacia posiciones más reaccionarias, conservadoras y alienizantes.
Es lamentable que este tipo de maniobras y atentados a la verdadera independencia y objetividad en la información pasen desapercibidos al gran público, quien verá como normal y sencillo el que una cadena informativa desaparezca por razones económicas. Y no es sólo que unos líderes de la comunicación (por ejemplo, Iñaki Gabilondo, Antonio San José, y otros) se queden sin trabajo, sino lo que ello supone de buque insignia y eslabón en una larga y férrea cadena de aprisionamiento de gargantas y voces independientes.
La CNN que, a juicio de algunos, se había convertido no solo en un referente de la información, sino en una isla de pluralidad ideológica y social, en una herramienta vital para estar informado, en un instrumento esencial para la reflexión propia, desaparecerá sin un triste requien por la información veraz y auténtica.
A este humilde conversador sólo le queda recomendar la lectura diaria del diario Público (hasta ahora, aún más o menos objetivo), y claro, cómo no, la muy aconsejable lectura mensual de Le Monde diplomatique, pues sólo con ellos, y por el momento, podremos entrar a conocer el escenario de la actualidad nacional e internacional, política, cultural y social del mundo, en la seguridad de que conocemos las claves en las que nos desenvolvemos y en las que se nos invita a reflexionar por nosotros mismos.
De momento, sólo se me ocurre parangonar un nostálgico requiem, como el "No llores por mí, Argentina" , en honor y despedida de la muy digna CNN Plus, pero también como canto e himno de rebeldía por aquello en lo que nos quieren convertir...
Otra vez George Orwell....
2 comentarios:
Querido Maestro. En relación al Grupo Prisa y su independencia y objetividad informativa no estoy de acuerdo. Y no solo en la época actual. Creo, humildemente, que Gabilondo y Cia se han dedicado a desinformar, a tranquilizar conciencias, a asentar las bases de este mundo que hoy nos acecha. Les creo tan culpables como a esos desconocidos llamados Mercados. Les creo sus fieles servidores. Ahora que ya han cumplido su función la bestia que han ayudado a crear les ha devorado. Lo siento por los curritos de esa cadena (lease ochocientos euristas) en nada por las megaestrellas que, entre otras lindezas, crearon, amplificaron y asentaron el mito de "la pinza" que tanto daño ha hecho. Al grupo Prisa, con sus megaestrellas al timón, no les dolieron prendas, para tapar los innumerables casos de corrupción del PSOE , además de los asesinatos del GAL, que culpar, vilipendiar, ridiculizar a IU...hoy, esa línea de información (manipulación) lo estamos pagando todos.
Pero bueno, siempre es una mala noticia que triunfe el Gran Hermano...
Totalmente de acuerdo contigo. Ni el grupo PRISA ni ningún megaestrella alcanzó nunca en este país la categoría de excelencia en la objetividad, aunque mi opinión al respecto pretende expresar que, dentro de lo que había, era lo menos malo. La descarada posición pro-Psoe de este grupo fue determinante en la configuración del estado de cosas actual, especialmente si lo valoramos desde la deseable perpectiva de una izquierda transformadora (y no reformista). Pero todo esto no admite discusión si lo comparamos con un escenario informativo dominado por La Razón, El Mundo, ABC, Intereconomía, la Telecinco de Berlusconi, etc...que parece que es hacia donde nos quieren llevar...¿no?
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