sábado, 18 de diciembre de 2010

Ahora, hace 80 años

       Si hace unos días, en este mismo blog, aludíamos a la arcadia de recuperar la Institución Libre de Enseñanza, ahora, en vísperas de iniciar el nuevo año, debemos recordar que en 2011 se cumplirá el octogésimo aniversario de la promulgación de la Segunda República (de lo que se ocuparán obviamente los medios de comunicación y persuasión al uso), pero también se cumplirá el idéntico aniversario de la creación de las Misiones Pedagógicas, proyecto que se sancionó en virtud del Decreto de 29 de mayo de 1931, pocos días después, por lo tanto, de la promulgación de la II República.
     Para centrarnos, deberemos recordar cómo el 14 de diciembre de 1930 (o sea en estos mismos días hace también 80 años) y durante el reinado de Alfonso XIII y el gobierno de Dámaso Berenguer, se procedía al fusilamiento de Galán y de García Hernández, dos militares que habían participado en la sublevación de la guarnición de Jaca, y que poco después, ya el 12 de abril de 1931, el almirante Aznar convocaba elecciones generales.
     Después de que la coalición republicana-socialista ganase las elecciones en las grandes ciudades como Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Murcia, Valladolid, Málaga y Granada, y se promulgase la II República, se constituye el nuevo gobierno republicano de Alcalá Zamora, Álvaro de Albornoz, Azaña, Casares Quiroga, Largo Caballero, Lerroux, Maura y Fernando de los Ríos, y es ese gobierno el que pocos días después, mediante su ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Marcelino Domingo, promulgaba el aludido decreto que ponía en marcha las Misiones Pedagógicas.
Con independencia de la extraordinaria importancia e impacto ya sabido que tuvieron las Misiones Pedagógicas, por sus objetivos, planificación, metodología, anhelos, trabajo y voluntarismo, lo que en ocasiones sí se olvida es la rapidez de visión y urgente ejecución con la que aquél gobierno republicano de 1931 abordó la necesaria instrucción de los campesinos del medio rural español, hasta entonces profundamente analfabetos y abandonados en su secular ignorancia, atraso, caciquismo y profundo clericalismo.
    Hoy sólo pretendemos aquí honrar la decisión de aquél gobierno republicano que, en su gesto de constitución de las Misiones Pedagógicas, no hizo sino elevar a rango de ley lo que ya los krausistas desde Giner de los Ríos, Gumersindo Azcárate, Nicolás Salmerón, Manuel Bartolomé Cossío y Francisco Fernández- Blanco Sierra-Pambley habían previsto décadas antes en su proyecto de  Institución Libre de Enseñanza.
    Se me ocurre, pues, que en León, y en vísperas de esta efemérides, bien podrían recuperarse, para el imaginario e historia colectiva de esta provincia, tanto el recuerdo de las Misiones Pedagógicas, como de la Institución Libre de Enseñanza y también, cómo no, la memoria de un lacianiego destacado en este hermoso episodio de nuestra historia cultural como fue Don Paco Sierra-Pambley.
    Esperemos que las actuales instituciones leonesas así lo entiendan, y emprendan ese reconocimiento como servicio y ejemplo de lo que ello pueda suponer para los jóvenes, para los docentes, y para el mundo de la educación laica en general...Porque después y a partir de 1936, como todo el mundo sabe, el franquismo ordenó la expulsión y el fusilamiento de cientos de maestros y colaboradores de las Misiones Pedagógicas (entre otros), quedando el proyecto de Sierra-Pambley en manos del Obispo de León...Y a mí se me antoja, que quizá aún estamos en deuda con Don Paco.

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