En los últimos años, el mercado del consumo,...esa bestia voraz que logra que incluso nos consumamos a nosotros mismos,...viene infiltrándose en nuestros hábitos culturales y costumbres con la insana pretensión de hacernos gastar y consumir más, y más, y más...como expresión alter ego del capitalismo puro y duro...Y por ello presenciamos detalles como, por ejemplo, el descarado adelanto del jolgorio navideño de las grandes superficies, ó la profusión de publicidad, ó la celebración simultánea de papá Noël, ó como es el caso que nos ocupa, la instauración de festividades "nuevas" para nuestros hábitos, como pueda ser el reciente fervor que suscita la celebración de la fiesta de Halloween...hasta ahora de clara influencia norteamericana como tal...pero que en realidad no es genuinamente yankee.
El Halloween es una tradición europea, del pueblo de los celtas que habitaban en Inglaterra, Irlanda y el norte de Francia, y esta tradición era llamada "Shamain´s eve" (en ingles "vigilia de Samhain").
Los celtas celebraban en esta fiesta el fin de año, el cual terminaba el 31 de octubre, adorando y haciendo sacrificios a su dios llamado "Samhain", a quien consideraban "el señor de la muerte".
Los celtas creían que su dios Samhain permitía a las almas de los muertos regresar a sus casas en esa noche; y que demonios, fantasmas, brujas, gatos negros y duendes deambulaban por todas partes.
Durante su fiesta, los druídas (sacerdotes y maestros de los celtas) ordenaban a la población que encendieran fogatas en sus casas, en tanto que ellos encendían una gigantesca en lo alto de las colinas, y donde ofrecían sacrificios de animales, seres humanos y cosechas.
Los seres humanos que se sacrificaban los obtenían de las diferentes familias del pueblo: los druídas recorrían casa por casa pidiendo un niño o una virgen, y entre gritos de horror y lamentos se hacía el sacrificio; a las víctimas se les arrancaba la cabeza y se les ponía en una lanza, y otras eran quemadas en la hoguera. Si la familia cumplía con la entrega, los druídas dejaban un gran nabo (turnip) o calabaza con una vela en su interior, para prevenir que los demonios entraran y mataran a quienes habitaban ahí, a eso se le consideraba un "trato".
Pero si la familia se negaba, entonces los druídas marcaban la puerta de la casa y esa noche Satanás tenía entrada libre para destrozar aquella familia. Eso era conocido como una "treta", y de ahí el "trick or treat", es decir, "trato o treta" y después cambiado por "dulce o travesura".
En el siglo IX el Papa Gregorio IV intentó combatir esta celebración con los días 1 y 2 de noviembre llamándolos "día de todos los santos" y "día de los fieles difuntos" respectivamente, antes festejadas en mayo.
Pero quienes practicaban estos rituales le cambiaron el nombre en inglés de "Shamain´s eve" a "all Hallow´s eve", de donde viene la palabra "Halloween".
Doreen Irving, la más célebre de las brujas del oeste europeo y las Islas Británicas, concubina del alto ministro de Satán en esta región, se convirtió al cristianismo, y contaba que si los padres cristianos tuvieran alguna idea de lo que realmente es Halloween, ni siquiera mencionarían esa palabra frente a sus hijos, ya que todo lo que ella conlleva es muerte y miedo.
Es obvio que las raices del Halloween pertenecen al ocultismo, práctica que es considerada en la Biblia como abominación a Dios."No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortilego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.
Graciosillo ¿no?, esto del consumismo a cualquier precio... y un poco macabro...especialmente para todos los que profesando la religión católica, se prestan alborozados a adherirse a cualquier moda al uso.
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