jueves, 20 de enero de 2011

Aquella minería de hace un siglo

     El reciente artículo de mi admirado amigo Zana (sin duda, el primer Juan Carlos de León), editado en la web de IU-Gordón (página que recomendamos muy enérgicamente) y alusivo a la "deriva" que lleva el drama del carbón en nuestra provincia, me anima a tirar de hemeroteca y, rastreando a los historiadores (*), recuperar la mirada de lo que fue el ámbito del carbón en nuestra vecina región asturiana hace un siglo, momento en el que, podría decirse así, se produjo la primera gran movilización minera organizada en España...
   Al parecer, en 1910 se fundó el Sindicato de Obreros Mineros de Asturias, un aniversario que no va a pasar desapercibido ahora que se cumple justamente el siglo, y también nació la CNT, que, a pesar de la gran implantación que tuvo en otro tiempo en Gijón y La Felguera, casi no cuenta hoy con la infraestructura necesaria como para celebrar actos públicos multitudinarios como antaño. Un año más tarde, en 1911, el SOMA se integraba en la UGT y los anarcosindicalistas celebraban su primer congreso en Barcelona, clausurado con la convocatoria de una huelga general que supuso la prohibición de la organización hasta 1914. Ahora recordaremos cómo se desarrolló aquella primera gran huelga en las cuencas mineras.

    El 1911 fue un año especialmente tenso y conflictivo en la Montaña central y estuvo marcado por la necesidad que tenía el recién nacido sindicato de Manuel Llaneza de demostrar tanto a los trabajadores como a los patronos que cualquier negociación laboral ya debería pasar por su mediación. Algunos historiadores consideran que este momento llegó tras el 1º de mayo, cuando se consiguió la readmisión de 34 mineros despedidos por haber faltado sin autorización al trabajo el día de la fiesta reivindicativa.

   Al parecer, para evitar que los obreros pudiesen acudir a los actos convocados en aquella jornada, se mandó a los de «Baltasara» reparar con urgencia la maquinaría del lavadero del grupo, pero estos desobedecieron la orden obteniendo el apoyo de otros pertenecientes a «Mariana», sobre los que acabó cayendo la represión de la empresa. La movilización para que la sanción fuese anulada se hizo a todos los niveles: en los días inmediatos el paro se extendió hasta Langreo, en Mieres el Alcalde Vicente Fernández Herrero aceptó actuar como intermediario con la empresa; en Oviedo una comisión socialista se entrevistó con el Gobernador y hasta en Madrid Pablo Iglesias llegó a informar al presidente del Gobierno José Canalejas.

    Finalmente, los patronos tuvieron que ceder a la petición, aunque eso sí, disimulándola como una gracia concedida con motivo del reciente fallecimiento de Ernesto Guilhou, el hijo del fundador y accionista mayoritario de la Fábrica de Mieres a la que pertenecían las explotaciones.

    La afiliación del SOMA se multiplicó a partir de este momento entre los obreros de la empresa que hasta entonces venían respaldando a una agrupación local de carácter católico, pero los socialistas no podían bajar la guardia y en agosto llegó un nuevo pulso, esta vez en Hulleras de Turón, cuando el responsable de la sección local del sindicato fue despedido y la empresa rechazó negociar con Manuel Llaneza e incluso desoyó al Gobernador que se desplazó hasta el valle para intentar que el asunto no fuese más lejos.

    Después de celebrar varias asambleas multitudinarias, el 11 de septiembre se declaró la huelga general en las cuencas del Caudal y del Nalón, y al día siguiente, por primera vez los trabajadores del coto de Comillas se sumaron a un paro. 
 
    En las calles de las principales poblaciones de la Montaña Central se registraron grandes manifestaciones de carácter pacífico, pero algunos incontrolados volaron con dinamita varios castilletes en Aller, un edificio de lampistería y el puente del ferrocarril minero que une Figaredo con el cargadero de Ujo, lo que impulsó a las autoridades a reforzar la dotación de la Guardia Civil y a traer compañías de soldados del Regimiento del Príncipe de Oviedo y de otros cuarteles de la Meseta.

    El acuerdo llegó el día 14, tras la intervención, otra vez, del Alcalde de Mieres al que acompañaron en esta ocasión algunos diputados asturianos en el Congreso, el presidente de la Diputación e incluso el rector Fermín Canella, para entrevistarse con Llaneza y los suyos en la sede del Sindicato Minero y con los representantes de Hulleras de Turón en los locales de la empresa. Ya se habrán dado cuenta a estas alturas como en aquella época los conflictos laborales movilizaban a todos los sectores de la sociedad, pero el caso es que al fin se consiguió la solución salomónica de que el despedido volviese a la mina,...pero no inmediatamente, para que todos pudiesen salvar los trapos...
 
   Y se me ocurre que, sin necesidad de remontarnos a todo un siglo, sino quizá tan sólo a 20 ó 30 años atrás.. e incluso aquí, en las cuencas de la vecina León...¡¡qué distintas eran las circunstancias y las voluntades, inteligencia, valentía, arrojo, fuerza, unión y solidaridad de la clase trabajadora de entonces, respecto al silencio, la inmovilidad y la desidia de la actualidad, ¿no?!!...
    (*) = Fuente: Ernesto Burgos

1 comentario:

Faustino dijo...

Querido Alberto, gran artículo histórico, eso es conocer la historia de la lucha sindical de los mineros, y demostrar que es es posible dar marcha atrás a esta agonía de las cuencas. Hay que despertar a los mineros de todo el pis para que forma de vida no termine así.
Faustino.