jueves, 26 de abril de 2012

Yo también...soy médico y madrileño.

      Un grupo de médicos madrileños está dispuesto a recurrir la objeción de conciencia para seguir atendiendo a los inmigrantes que pierdan la tarjeta sanitaria. "Lo hacemos por humanidad y por obligación"
     El Colegio de Médicos de Madrid admite que la insumisión médica es difícil de canalizar, aunque recuerdan que los médicos están obligados a cumplir su propio código deontológico en el que se dice que "el médico debe atender con la misma diligencia y solicitud a todos los pacientes, sin discriminación alguna"
    "Hay que seguir garantizando la universalidad de la sanidad". Este es el motor que mueve a un colectivo de médicos madrileños que está dispuesto a seguir atendiendo a los inmigrantes, tengan o no tarjeta sanitaria. Para ello recurrirán a la objeción de conciencia que les ampara su propio código ético en el artículo 32.
    Y lo hacen por dos motivos; el primero, por una convicción puramente humana; y segundo por su propio código deontológico. "Es difícil de aceptar que una sociedad deje a un lado de la cuneta a un colectivo tan importante de personas como son los inmigrantes. Además, estamos obligados a hacerlo", explica un médico que trabaja desde hace años como médico de atención primaria en un ambulatorio de Madrid.
    Según se recoge en el artículo 5 del código deontológico de ética médica "El médico debe atender con la misma diligencia y solicitud a todos los pacientes, sin discriminación alguna", y eso es lo que van a hacer, no discriminar a nadie.
    La implicación de algunos médicos madrileños con sus pacientes no es nueva. "A mí me resulta muy difícil pensar que tendré que dejar de atender a personas que llevo asistiendo desde hace mucho tiempo . Quizás para la ley estas personas no tienen nombre, pero para mí sí lo tienen. Detrás de cada una de ellas hay historias. Por eso, yo difícilmente podré negarme a atenderlas si lo necesitan", admite Miguel.
    La idea de esta insumisión médica surge de la propuesta que ha lanzado la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad de Madrid (CAS). Aún están evaluando el calado que tendrá esta objeción de conciencia entre los médicos. "O nos ponen un policía en la puerta o esos pacientes serán atendidos", reconoce este médico.
    "Un grupo de médicos le pagamos a un inmigrante una prótesis para la pierna que perdió en su viaje en patera para llegar a nuestro país. Eso forma parte de nuestra vida cotidiana. Porque nos implicamos con la gente que estamos atendiendo... ¡Y ahora nos piden que les demos la espalda...! Eso es muy difícil de asumir", zanja otro médico de atención primaria, tras el decreto aprobado por el Ministerio de Sanidad para restringir la asistencia sanitaria a los inmigrantes que no tengan regularizada su situación en España.
                                             (Fuente.- Dossier Cadena SER)

miércoles, 18 de abril de 2012

La Sanidad Invertida

     Cuando orgullosos y enfáticos, algunos de mi generación (la de mayo del 68, sin ir más lejos) afirmábamos hace décadas que nuestra recién nacida sanidad pública era, entre otros logros, un elemento de redistribución de la riqueza, nunca llegamos a pensar que alguien fuese a aplicarlo en sentido literal e inverso...es decir, que la sanidad iba a “redistribuirse según la riqueza”, y que la iban a pagar más quienes más la necesitasen...que, como todos los sanitarios que trabajamos en salud pública sabemos, éstos son los pertenecientes a las clases más desfavorecidas, los más explotados, los más vulnerables, los enfermos crónicos, los discapacitados y los ancianos...
    No es que estemos sólo ante una ausencia de progresividad fiscal, como el Partido de Derechas Popular defiende en cumplimiento de su ideario, sino que estamos ante una flagrante y escandalosas “retro-gresividad” social, democrática, fiscal, y de derechos humanos.
    No hace falta ser un experto para saber que si lo que este gobierno pretende es incrementar los fondos del erario público y hacer sostenible su sistema sanitario, existen otras medidas eficaces de sobra, sin para ello tener que tocar la sanidad o la educación, y que son medidas que diversas organizaciones profesionales, sindicatos, asociaciones, grupos, y algún partido político, llevamos proponiendo desde hace años.
    Pero no. De lo que realmente se trata es de adelgazar el Estado, de reducir las conquistas sociales, de pisar la manguera del suministro de los servicios públicos, para, a la postre, pasar a la segunda fase de la privatización de dichos servicios y derivar el dinero público de los ciudadanos a los bolsillos privados de los de siempre.
    Este golpe de estado protagonizado por las clases dominantes ha contado con la inestimable colaboración de su partido del alma, el Partido Popular, el cual, amparado en las mentiras y falsedades cantadas en su campaña electoral, había intentado convencer al electorado de su “claro” rechazo a aplicar copagos en sanidad, entre otras lindezas incumplidas.
    Existen no pocas experiencias internacionales que demuestran que este tipo de medidas, como las adoptadas hoy en el Consejo Interterritorial de Sanidad, resultan socialmente injustas y retrógradas y, además, inútiles para conseguir el abaratamiento de la sanidad y su consecuente estabilidad y sostenibilidad.
   No es este el espacio para hacer referencia a esas experiencias, ni a la legión de expertos que apoyan esta opinión, pero no debe quedar duda de que detrás de todas estas falacias sólo subyace la entrega a la liberalización de los servicios públicos que tan deseada se explicitó en los conciliábulos ultraneoliberales de la Escuela de Chicago, cuyo más claro defensor es el lamentablemente gurú conservador y conocido Milton Friedman y sus discípulos y adláteres, quienes posteriormente trasladaron y canalizaron su praxis al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, lo que a la postre, en 2006, se acabó sancionando para Europa por medio de esa apisonadora social que se conoció como Directiva Bolkestein.
   Nada es casual ni gratuito, y todo lo que estamos contemplando no deja de ser una estrategia cuidadosamente diseñada desde hace años y que, como algunos “malpensados” creemos, es la que está detrás del verdadero origen de la crisis global que se padece en el mundo capitalista occidental.
   Sólo la sociedad informada y organizada, coordinada y convencida, exigiendo su participación directa en las decisiones políticas que afecten a sus servicios públicos, podrá corregir el rumbo de los acontecimientos, de esos acontecimientos que, en el caso de los recortes y copagos en la sanidad española, son sólo un leve y doméstico exponente.

sábado, 14 de abril de 2012

La crisis española, según "The New York Times"

    España podría ser la próxima economía de la zona euro en caer por culpa de la "mala gestión" de la crisis de deuda liderada por Alemania, según afirma The New York Times en un editorial titulado 'Una sobredosis de dolor', en el que reclama un mayor apoyo al crecimiento y menos medidas de austeridad.

    El diario estadounidense considera que no es necesario llegar a esta situación, pero cree que esto podría ocurrir a menos que la canciller alemana Angela Merkel y sus aliados políticos dentro y fuera del país reconozcan que ningún país puede pagar sus deudas "asfixiando el crecimiento económico".

    La austeridad no está funcionando...En la opinión de este medio editorial, la austeridad, o sea, la "cura prescrita" por Merkel para todo, no está funcionando en ninguna parte. Así, remarca que, después de semanas de calma engañosa y a pesar de las inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo (BCE), los países han vuelto a la recesión, el paro está subiendo y las previsiones de déficit están empeorando. "Los mercados de deuda están especialmente nerviosos por España e Italia, dos de las mayores economías de Europa", añade.

   En el caso de España, recuerda que está "sacudida" por una tasa de desempleo cercana al 25%, pero cree que podría alcanzar "niveles más altos de miseria" por la austeridad recogida en los presupuestos presentados por el Gobierno español después de que la Unión Europea (UE) rechazara sus peticiones para una mayor flexibilidad fiscal.

   El diario considera que los objetivos de déficit del 5,3% para 2012 y del 3% para 2013 son "probablemente inalcanzables", incluso si cumple de forma rigurosa su "duro presupuesto", ya que las previsiones más optimistas esperan que la economía española se contraiga casi un 2% este año.

   "Y cuanto más se contraiga el PIB de España, más caerán los ingresos, requiriendo unos mayores recortes presupuestarios. Se trata de un ciclo destructivo siempre a la baja", alerta.

   The New York Times cree que, dado que cada economía europea tiene problemas diferentes, necesitan diferentes remedios. En el caso de España, la deuda del sector público es de las más bajas, pero tiene que reducir la deuda privada lastrada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, que hizo además que los bancos recurrieran al apoyo del Gobierno.
 
    Rajoy estafa a la fuerza del trabajo de mañana...pues en su opinión, al no contar con buenas opciones para lograr reducir el déficit, Rajoy ha propuesto una serie de "malas medidas", como recortar la inversión pública necesaria para mejorar la competitividad, las políticas activas de empleo o la sanidad y la educación. "Estafar a la fuerza de trabajo de mañana para pagar por la burbuja inmobiliaria de ayer no tiene sentido económico", defiende.

   En esta línea, considera que estos "dañinos recortes" podrían haberse evitado si Merkel y sus socios hubieran reconocido que restaurar la competitividad del débil Sur de Europa requiere "más inversión en reformas y crecimiento y una focalización menos obsesiva en la aritmética del déficit a corto plazo".
    
     ¡¡ Elemental !!....Y no hacía falta que lo publicase The New York Times,...pero como parece que, para el discurso neoliberal paradigmático, el apoyar esta opinión es cosa de locos inconscientes o de rojos antisistema, aquí ofrecemos la opinión de un editorialista de un medio de comunicación que no está precisamente bajo sospecha de loco, ni de inconsciente, ni de bolchevique, ni de antisistema, ni de trasnochado, etc...En fín...
                                               (Fuente.- The New York Times)


viernes, 6 de abril de 2012

La MEDICINA que no es científica ni social, NO es medicina sino MERCADO

       Esta breve referencia que editamos hoy en este blog viene a incidir una vez más en la evidente necesidad de que las decisiones que se adoptan en política sanitaria tengan que responder a criterios científicos y sociales.

     Ya se han cumplido tres años de la polémica introducción de la vacuna contra algunos tipos del papiloma humano en España (y en algunos de sus calendarios vacunales). Dicha introducción estuvo revestida de bastante polémica, llegando a movilizar a miles de profesionales relacionados con el mundo sanitario y pacientes pidiendo una moratoria para su introducción en nuestro país.

Eran muchos los argumentos que se exponían, pero sobresalían dos principalmente:

    1. Las cifras de incidencia de cáncer de cérvix en España son muy bajas y los casos que se presentan están relacionados, en su gran mayoría, con el no seguimiento de los programas de diagnóstico precoz (las citologías pertinentes); este menor seguimiento se observa principalmente en población de clases socioeconómicas más desfavorecidas.

   2. El elevado precio de la vacuna hacía que se produjera un elevado coste oportunidad (el dinero invertido en vacunar no se invierte en otros programas sanitarios con un beneficio potencial más elevado).


    En los EEUU la vacuna comenzó a comercializarse en el año 2006, y en marzo de 2010 se publicó en el Journal of American Medical Association (JAMA) un artículo titulado "Gardasil, from bench, to bedside, to blunder", que vendría a ser -traducción libre- algo así como "Gardasil (que es el nombre comercial de la vacuna): del laboratorio al paciente metiendo la pata". En este artículo se analiza la distribución por Estados de la cobertura vacunal y se relaciona con la mortalidad por cáncer de cérvix (lo que podríamos considerar "la necesidad de la vacuna") y los ingresos promedio en cada hogar.


   El estudio incorporaba una plástica expresión cartesiana con dos gráficas. Una de las gráficas nos indica que se vacunaron más en aquellos estados en los que la mortalidad por cáncer de cérvix era más baja antes de la introducción de la vacuna (esto es, que la vacuna no tiene nada que ver porque no ha habido tiempo para ello -y, adivinando, poco que ver tendrá-); esto es, no se vacunó la gente que más lo necesitaría (y donde la vacuna, cuya efectividad estaba cuestionada, mayor beneficio potencial tenía) y se vacunó más la población que menos lo necesitaba.

   En la otra gráfica se observa que se vacunaron más aquellos estados con una renta promedio más elevada y las cifras de vacunación fueron menores allá donde los ingresos también lo eran.

   Si esto ocurre en EEUU lo cierto es que obtener datos de países como Sierra Leona o Uganda, donde realmente la vacuna del papiloma podría tener un lugar en las políticas de salud pública, debe ser desolador.

   Concluyendo, no sería mucho atrevimiento afirmar  que, a día de hoy, el cáncer de cérvix, poblacionalmente, es una enfermedad de pobres, y que la vacuna se comporta como un entretenimiento medicalizador para ricos.

   Si a esto le añadimos lo mencionado respecto al análisis "coste-oportunidad" que decíamos antes, resulta que, en aquellos países donde la sanidad pública financia esta carísima operación mercantil de la VPH, como en España, otros objetivos sanitarios más evidentes, científicos y sociales se están dejando de atender.
                                        (Fuente.- "Médico Crítico", y propia)